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Más años de democracia que de dictadura y seguimos igual…
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Más años de democracia que de dictadura y seguimos igual…

Por Juan José Morón.
jueves 30 de mayo de 2024, 14:41h

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Los andaluces, como máximos responsables, deben dar el primer paso

Son muchos los pasos a dar para la recuperación de nuestra economía, muchos. Sin duda, también serán precisos muchos años para alcanzar una equidad con el resto del país. Escucharéis a muchos economistas dar y poner soluciones, todas matemáticas, todas sobre un papel y simples por la facilidad de hablar de producción sobre una hoja o pantalla de ordenador. Unos mirarán la diferencia entre el PIB per cápita de los andaluces con el resto de los españoles y dividirán esa diferencia entre el número de años que deseen como óptimos, consiguiendo el porcentaje del PIB que debemos superar sobre la media nacional cada año para conseguir esa igualdad, romper esa brecha.

Grueso error, ya que el día que alcancemos la media nacional estaremos aún por debajo de la media del resto del país, sin contar Andalucía que, debido a su densidad de población, seguiremos estando por detrás y en un porcentaje más que significativo. Lo vimos claramente, en otros artículos publicados, al no contar con Andalucía a la hora de calcular el PIB per cápita del resto de España, ya que con esa media es con la que debemos compararnos. Solamente superaríamos a algunas comunidades, las cuales se verían mucho más hundidas sobre esa media. La población andaluza no es la población cántabra o riojana, entre otras, somos muchos más.

Otros apuntarán a una igualdad en plazos cortos, plazos no superiores a 10 años, algunos hablan de 5 años. Pero no consideran aquello de la tendencia histórica, no me refiero a 1955, año desde el que no paramos de aumentar esa diferencia con el resto del país, me refiero a los 48 años superados desde la dictadura franquista, en democracia, me refiero a valores no cuantitativos, valores cualitativos y de gestión de emociones casi arraigadas en nuestro ADN. Las tendencias existen por algo y tienen sus consecuencias, al igual que desaparecieron analfabetos por simple ley de vida, desaparecerán tendencias y costumbres de la misma forma, obligadas.

Serán muchos años y de muchos cambios los que darían paso a una igualdad con el resto del país, iniciándose en ese momento la marcha en busca de una equidad y con niveles óptimos y más prósperos, marcados con otros objetivos de comparación.

Mal que les pese a todos los economistas, sin decir que no sean necesarios, ni mucho menos, para estos procesos y ciclos tan acentuados políticos/sociales, apunto que solo nos valen como cronistas de lo ya sucedido, como analistas del germen o la causa, pero no del futuro, y claro, a ellos les diría que la quiniela todos la acertamos el lunes. Que ahora necesitamos soluciones sobre la sociedad, sobre el terreno. Decir que, si mi equipo está a 15 puntos del primero y que, si le recorto un punto en cada jornada, termino alcanzándolo es algo evidente, pero si mi equipo lleva así treinta jornadas, alejándose del líder un punto en cada una, ¿cómo será posible un cambio de tendencia sin cambiar nada? ¿Dónde está esa varita mágica? Si hemos analizado los lodos y los dejamos igual, en 20 jornadas más estaremos a 35 puntos de distancia, o descendidos, o desaparecidos, o sin aficionados, sin patrocinadores, sin ingresos por televisión, sin luz y sin agua. Y como símil entiendo que es el adecuado, ya que antes de llegar a ese fin, sus propios aficionados romperían esa «paz social», sin duda algo ocurriría.

Veamos un cuadro totalmente cuantitativo como espejo y reflejo del problema más acentuado en nuestra tierra, en el que apreciaremos su evolución desde que partimos con nuestra democracia. Esos son los números, ahí tenéis los resultados. Más años de democracia que de dictadura y seguimos igual…

Sin dejar el símil diré que nos encontramos camino del final, que estamos a punto de afrontar la tanda de penaltis, que de ella dependemos para continuar en la competición o darnos por eliminados. No son muchos los penaltis, pero sí decisivos cualquiera de ellos, no vale el fallo y, siempre como en todo, se empieza por el primero que es el más importante, luego llega el segundo que vuelve a ser el más importante y así sucesivamente, aunque eso sí, para llegar al último con seguridad absoluta, no debemos haber fallado ninguno de los anteriores.

Para mí, sin duda, el primer penalti es el andalucismo, necesitamos que realmente Andalucía corra por nuestras venas, que nos llegue de lleno a nuestro cerebro, que no esté solo en nuestro corazón, que abramos los ojos, que nos quitemos las anteojeras, que seamos conscientes de la realidad, que estamos en jaque y que ahora, más que nunca en nuestra reciente historia, Andalucía nos necesita a todos.

Quiero dejar claro a todos los andaluces que, todas las autoridades que podáis imaginar son muy conscientes de la situación, trato histórico y actual que recibe Andalucía. Desde todos los gestores del antiguo régimen «la dictadura», los dos jefes de Estado, los dos reyes que hemos tenido desde entonces, los siete presidentes del Gobierno desde la instauración de la democracia en 1978, todos los ministros que pasaron por los diferentes consejos de ministros existentes, diputados, senadores, etc. Todos sin excepción alguna son conocedores y cómplices de nuestra situación actual, año a año, cada vez más distanciados por el PIB per cápita del resto de españoles.

Un trato desigual del que, pese a la pasividad del pueblo andaluz, igualmente todos son conocedores de ese paso decisivo que, de llegar, cambiaría la forma de tratarnos, las desigualdades con respecto a otras regiones españolas y el aprovechamiento o utilización, para fines ajenos, de nuestros intereses por parte de terceros, bien sean gestores gubernamentales, otras comunidades o acuerdos preferentes por intereses a cerrar, mercantilistas, económicos, sociales o políticos.

Como decimos en Andalucía, eso es así, observemos cómo el subconsciente nos revela la verdad en ocasiones, traicionando al mensajero muchas veces en su propio mensaje. Veamos…

En la conferencia sectorial de agricultura, celebrada en 2022, el valenciano Luis Planas Puchades (Partido Socialista Obrero Español), ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España desde 2018, afrontó una crucial Conferencia sectorial de Agricultura con los responsables del ramo de todas las Comunidades Autónomas para analizar el reparto nacional de las ayudas europeas de la Política Agraria Común (PAC), para el periodo 2023-27. Me refiero a Luis Planas, por varios motivos: el primero por su indiscutible currículo y experiencia política en tantos cargos de gestión, regionales, nacionales y europeos que, como gestor, ocupó. Señalando esta frase suya que, siendo consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía y miembro del Comité de las Regiones de la Unión Europea, algunas veces repitió. Y que, en la misma conferencia sectorial de agricultura mencionada, su sustituta Carmen Crespo le recordó:

«Si Andalucía fuera nacionalista, podría reivindicar que el peso de su sector agrario está por delante de hasta 18 de los 27 países de la UE».

Estas palabras, repetidas en varias ocasiones por el ministro Luis Planas cuando era consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, son las mismas que en más de una ocasión le recordaron tantos opositores que luego se olvidan de ello, siempre con el respaldo de las organizaciones agrarias y de las cooperativas de la región. Frase que igualmente se puede aplicar a otros sectores como: el turismo, la pesca, la ganadería, la capacidad de generación de energía…

Es evidente que los gobernantes tienen que gestionar, así como la única forma de medir la calidad de una gestión lo reflejan sus resultados. Los resultados están ahí y todos están suspendidos.

Años después, ese comentario o respuesta se fue diluyendo como una gota de tinta en un océano. De aquellas intenciones ya no queda nada. La servidumbre de los andaluces y el silencio es en lo que quedó todo. Y esto no es más que una vergüenza.

Después de todo lo visto, puedo confirmar objetivamente con todos los datos y sus resultados en la mano, es correcto y adecuado catalogar que, en el siglo XXI, Andalucía continúa siendo tratada como una colonia de España. En la que saco a bajo coste lo que necesito y simplemente que se mantenga.

Sin discriminación ni tendencia política alguna, sin color ni nada parecido por intereses o ideologías y, como primera medida, o Andalucía cuenta con representación directa en el Parlamento Europeo, el Senado y una total representación en el Gobierno del país, aquellos 61 diputados realmente andalucistas, o Andalucía no levantará nunca cabeza como consecuencia de la actitud ante la situación actual de los propios andaluces.

Ningún andaluz de bien debe mirar hacia otro lado ante la situación en la que se encuentra nuestra tierra. Andaluces, el balón lo tenéis en el punto de penalti, este es el primero. Las conclusiones son vuestras…

Como candidato andalucista a las próximas elecciones al Parlamento Europeo, no pido vuestro voto. Solo intento mostraros la realidad y consecuencias de la situación actual, en cifras contrastadas, para que obréis en consciencia. Andalucía nos necesita a todos.

Espero haber conseguido el que cualquier lector reflexione sobre lo aquí escrito, andaluz o no, ya que la responsabilidad es de todos. De la misma forma que respeto a todo aquel que no entienda y reconozca la situación actual de Andalucía, aunque solo si no es andaluz.

Juan José Morón.

Consultor de gestión, escritor y periodista