Quedan aún tres años para las próximas elecciones generales. El tiempo, como todo, es relativo. Para algunos, pasa volando mientras que, para otros, transcurre lentamente. En concreto, al líder del PP se le van a hacer eternos. Un año antes del 23J ya pedía elecciones anticipadas y, pese a las prisas, el resultado electoral fue de lo más contundente. Recientemente, tras el 9J, ha vuelto a pedir un adelanto electoral y se ha mostrado dispuesto a pactar con quienes dijo hace un año que no formaría gobierno –si se lo hubieran permitido las matemáticas, claro. Coherencia ‘popular’. El resultado es que, mientras el PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, está entregado a llevar a cabo cuantas acciones sean necesarias para mejorar la vida de las personas y para hacer de la igualdad bandera, un PP sin iniciativa alguna se dedica a emponzoñar cada cierto tiempo pidiendo que empiece de nuevo el partido y que le den la pelota porque se ha empeñado en ganar una contienda para la que, en realidad, nadie le ha llamado, si quiera, para calentar por la banda.
España decidió el 23J que quería un Gobierno progresista frente al retroceso que representan Feijóo y sus socios. Y esa decisión perdura. Ayer lo dejó muy claro Pedro Sánchez en el Congreso. Durante los tres años que quedan hasta la próxima cita electoral, el ejecutivo seguirá llevando a cabo, como hasta ahora, su agenda progresista a favor de la convivencia, de los derechos sociales y de la creación de empleo, y va a seguir cosechando tantos éxitos como ha venido haciendo durante los últimos cinco años en los que, pese a la pandemia y pese a las guerras que lastran la economía global, el empleo sigue aumentando hasta cifras récord en España, así como su crecimiento económico.
La realidad es incontestable. La situación boyante en la que se encuentra España debería ser motivo de orgullo para todos y para todas, porque esto es fruto del esfuerzo de toda la sociedad.
Sin embargo, el PP sigue sin ver bien que la gente cobre más y que se viva mejor que cuando gobernaba Rajoy. Pues no les queda nada de seguir en la oposición. El mecanismo de progreso y desarrollo del Gobierno de España sigue a pleno rendimiento y es mucho más potente que la máquina del fango que alimenta el PP con el apoyo de las extremas derechas. Por cierto, a todas ellas, volveremos a ganar dentro de tres años. Ahora, toca gestionar.
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