Seguramente han escuchado la expresión “estás más guapo callado”. Esta frase, aunque coloquial, refleja una verdad universal: hay críticas que, por su falta de fundamento o por su inoportunidad, es mejor no hacer. Esto es precisamente lo que le ocurre al PSOE, y el último ejemplo de ello es la inauguración del rehabilitado Ayuntamiento de Almería.
Estamos en 2024, y la primera decisión de un joven Luis Rogelio Rodríguez Comendador, recién elegido alcalde de Almería por el PP, fue trasladar el área de Alcaldía al Preventorio para que pudiesen comenzar las obras de rehabilitación del Ayuntamiento ubicado en la Plaza de la Constitución. Esta obra fue fruto de un convenio entre el Ayuntamiento, gobernado entonces por el socialista Alfredo Martínez Cabrejas, y el comunista Diego Cervantes, con la Junta de Andalucía, también gobernada conjuntamente por ambas formaciones.
Ahora, la portavoz socialista Adriana Valverde critica que el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, vaya a inaugurar un Ayuntamiento sin funcionarios ni mobiliario. Esta crítica no deja de ser un ejemplo de que, a veces, es mejor quedarse callado. Los funcionarios están, y solo tienen que volver al edificio, lo cual harán cuando se produzca la mudanza y se compre lo que falte. ¿Es tan complicado de entender? Pues parece que sí, y que lo de menos es la incompetencia que ha ido demostrando el PSOE desde la Junta de Andalucía para concluir la obra.
Pero hay más. Esta situación podría haberse resuelto hace mucho tiempo. Hay que recordar que el PSOE, cuando estaba en el Gobierno andaluz, mantuvo las obras paradas durante años por falta de financiación, e incluso se negó a que el Ayuntamiento adelantase el dinero. En fin, un desastre de gestión que explica por qué llevan justo estas dos décadas en la oposición municipal.
Para ilustrar aún más la situación, el Ayuntamiento llegó a colocar pancartas informativas en la Plaza de la Constitución señalando que las obras estaban paradas por decisión de la Junta de Andalucía. Esto no es un hecho menor, ya que demuestra la frustración y la falta de avances durante ese periodo.
Otro dicho habitual es que algo dura más “que las obras del Escorial”, que “solo” duraron 21 años. En este caso, el primer convenio marco se acordó en enero del año 2000, aunque la primera fase de las obras de rehabilitación arrancó en 2003 y concluyó seis años después. Esta fase consistió en la demolición y sustitución de toda la edificación situada frente a la calle Pósito.
La segunda fase, de mayor envergadura al tratarse de la rehabilitación integral de los edificios de mayor calidad arquitectónica, se afrontó en tres etapas. En 2015 se acometió la primera, consistente en la rehabilitación de la estructura, las fachadas y la cubierta del edificio principal del Ayuntamiento, así como las colindantes Casa Yedó y Prats. Esta obra duró tres años y finalizó en septiembre de 2018.
Nada de esto habría sido necesario si Valverde no hubiese salido con su habitual desparpajo. A veces, es mejor quedarse callado.
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