Es, sin duda, uno de los símbolos más reconocidos y queridos de la provincia de Almería. Es una figura, que representa a un hombre con los brazos extendidos sosteniendo un arco sobre su cabeza, tiene una historia rica y fascinante que se remonta a tiempos prehistóricos. Sin embargo, su origen y popularización han generado una disputa amistosa entre dos municipios almerienses: Vélez Rubio y Mojácar.
Hablamos del Indalo, el símbolo más conocido de la provincia de Almería, representado de mil maneras, y que es un elemento de referencia en el arte local.
Origen en la Cueva de los Letreros
El Indalo fue descubierto en la Cueva de los Letreros, situada en el municipio de Vélez-Blanco, cerca de Vélez Rubio. Esta cueva es uno de los tesoros arqueológicos más importantes de Almería y fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1924 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. Las pinturas rupestres de la cueva, que datan del Neolítico tardío o la Edad del Cobre, incluyen la icónica figura del Indalo.
La Cueva de los Letreros es un lugar de gran importancia histórica y cultural. Sus paredes están adornadas con numerosas pinturas que representan escenas de la vida cotidiana de nuestros antepasados. Entre estas pinturas, el Indalo destaca por su simplicidad y simbolismo. Aunque su significado exacto sigue siendo objeto de debate, se cree que podría representar un cazador con su arco o una deidad protectora.
Mojácar y la popularización del Indalo
Aunque el Indalo tiene su origen en Vélez-Blanco, fue en Mojácar donde este símbolo ganó popularidad y se convirtió en un emblema de la provincia de Almería. Durante siglos, los habitantes de Mojácar pintaban el Indalo en las fachadas de sus casas con almagre (arcilla roja) para protegerse de las tormentas y el mal de ojo. Esta práctica convirtió al Indalo en un símbolo de buena suerte y protección.
Fue precisamente el despunte turístico que tuvo este municipio en los años sesenta del pasado siglo, el que permitió que muchos visitantes tanto del resto de Andalucía, como españoles y extranjeros, se fijaran en ese curioso dibujo, y de ahí a convertirlo en símbolo de Mojácar, y luego de Almería entera.
En el siglo XX, el Indalo fue adoptado por el Movimiento Indaliano, un grupo de artistas e intelectuales liderado por Jesús de Perceval. Este movimiento buscaba revitalizar la cultura y el arte almeriense, y el Indalo se convirtió en su símbolo distintivo. Gracias a los esfuerzos de estos artistas, el Indalo se popularizó aún más y se convirtió en un icono de la identidad almeriense.
La disputa amistosa
La disputa entre Vélez Rubio y Mojácar sobre el Indalo es más una celebración de su importancia que una verdadera contienda. Vélez Rubio reivindica el origen del símbolo, ya que la Cueva de los Letreros se encuentra en su proximidad y es el lugar donde se descubrió el Indalo. Por otro lado, Mojácar se enorgullece de haber popularizado el símbolo y de haberlo integrado en su cultura y tradiciones locales.
Ambos municipios tienen razones válidas para reclamar el Indalo como suyo, y esta disputa amistosa solo resalta la importancia del símbolo para toda la provincia de Almería. El Indalo no solo es un recordatorio de nuestro pasado prehistórico, sino también un símbolo de la identidad y el orgullo almeriense.
Conclusión
El Indalo es mucho más que una simple figura rupestre; es un símbolo que une a los almerienses y que representa la rica historia y cultura de la provincia. Tanto Vélez Rubio como Mojácar tienen un papel crucial en la historia del Indalo, y ambos municipios pueden estar orgullosos de su contribución a la preservación y popularización de este emblemático símbolo.
Ya sea que lo veamos en las fachadas de las casas en Mojácar o en las antiguas pinturas de la Cueva de los Letreros, el Indalo sigue siendo un símbolo de protección, buena suerte y la rica herencia cultural de Almería.
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