Algo menos de 3.400 personas han decidido cómo va a ser el nuevo modelo de financiación autonómica en el Estado español. Y oye, igual eso es bueno, porque el PP y el PSOE llevan muchos años dándole vueltas al tema y no se acaban de poner de acuerdo. Así que 3.400 han tomado la decisión por todos nosotros, y por todos nuestros representantes, pero me da la impresión de que cuando esos 3.400 son todos del mismo territorio, y con la misma ideología, que además reclama separarse del Estado español porque les "roba", y los andaluces especialmente, porque somos "vagos e indolentes", pues no es como para confiar mucho en que esa decisión sea buena para nuestros intereses.
La verdad es que no sé si el pacto alcanzado entre ERC y el PSC, ratificado por las bases de los independentistas, es bueno o malo para Andalucía. Aunque me malicio que bueno no será, porque la realidad económica y social catalana es muy diferente a la nuestra. Lo que a ellos les beneficie, probablemente nos perjudique a los demás. Pero eso no es lo más importante. Aquí lo crucial es que 500 personas, que son la diferencia entre los que han votado sí a pactar con Salvador Illa y hacerlo presidente, y los que han votado no, marcan la diferencia para todo un país.
¿Cómo es posible hablar de "federalización" (¿es que no lo somos ya?) al tiempo que se hurta la capacidad de decidir sobre los propios intereses? ¿Como se puede hablar de "federalización" impulsando la desigualdad entre territorios en algo tan sensible como la fiscalidad?
Pedro Sánchez, sin consultar ni tan siquiera a los líderes socialistas que gobiernan en las autonomías, ni a los que están en la oposición y tienen aspiraciones, sin consultar a sus propias bases, ni a los diputados y senadores… sin consultar con nadie, ha decidido otorgar ciertos privilegios fiscales a Cataluña a cambio de que los de ERC apoyen a Illa como president. A mí lo que más me fastidia es que sean otros quienes decidan sobre nosotros, que sea ERC, en concreto 3.400 militantes de ERC, quienes han decidido cuál va a ser el nuevo sistema de financiación. Porque si ese pacto solo es con Cataluña, habrá que reconfigurar lo que nos toca a los demás. Y si el pacto se hace igual en el resto de territorios, igualmente habrá que ver cómo nos va. Pero en cualquier caso, Sánchez ha decidido. Ni Conferencia de Presidentes, oiga.
Este escenario nos deja con una sensación de impotencia y frustración. La falta de transparencia y de participación en decisiones tan cruciales como la financiación autonómica es un problema que afecta a la confianza en nuestras instituciones, si es algún iluso sigue teniéndola.
En resumen, 3.400 personas han decidido por todos nosotros. Y aunque el resultado de este pacto aún está por verse, lo que queda claro es que la forma en que se ha llevado a cabo deja mucho que desear. La democracia no solo se trata de votar cada cuatro años, sino de participar activamente en las decisiones que nos afectan a todos. Y en este caso, esa participación ha brillado por su ausencia, pero debe ser que ahora la democracia es así.