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El hombre que amaba demasiado a los perros
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(Foto: malasombra)

El hombre que amaba demasiado a los perros

Por Aixa Almagro
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martes 20 de agosto de 2024, 09:00h

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Es difícil escribir estas líneas sin que una sensación de asco y desconcierto me recorra. Adam Corden Britton, un nombre que podría haber sido sinónimo de respeto en la comunidad científica por sus estudios sobre cocodrilos, ahora está marcado por actos tan atroces que desafían la comprensión humana. Britton, un hombre que pasó de ser anfitrión del renombrado biólogo David Attenborough a un criminal despreciable, ha sido condenado a más de diez años de prisión en Australia por cometer crímenes inenarrables contra decenas de perros y por poseer material de abuso sexual de menores.

Hasta su arresto en abril de 2022, Britton, de 53 años, era conocido por su trabajo con cocodrilos, animales temidos por su ferocidad. Pero, irónicamente, este zoólogo ocultaba una ferocidad aún mayor en su vida privada, una que dirigía hacia los seres más vulnerables y confiados: los perros. La justicia australiana, representada por el juez Michael Grant del Tribunal Supremo del Territorio Norte, no escatimó en palabras al calificar los delitos de Britton como "grotescos" y "inenarrables".

La condena de Britton es retroactiva, y deberá cumplir al menos seis años antes de poder solicitar la libertad condicional. Sin embargo, no hay sentencia que pueda reparar el horror que infligió a sus víctimas animales ni el trauma que ha dejado en quienes confiaron en él.

Los detalles del caso son perturbadores y difíciles de digerir. Desde 2014, Britton violó a sus propias mascotas, Ursa y Bolt, y entre noviembre de 2020 y abril de 2022, torturó y mató intencionalmente al menos a 39 de los 42 perros que compró por internet. Muchos de estos animales fueron adquiridos de personas que, por motivos de viaje o trabajo, vendieron a sus mascotas con la esperanza de que encontrarían un buen hogar. Lo que estas personas no sabían era que estaban entregando a sus compañeros más queridos a un monstruo.

Las atrocidades de Britton no se limitaban al ámbito privado. Compartía su perversión en un grupo encriptado de Telegram, donde se hacía pasar por un seudónimo y compartía videos y fotos de sus crímenes con otros que compartían sus sádicas inclinaciones.

Es inevitable preguntarse cómo alguien puede caer en una espiral tan oscura y sádica. Britton, un hombre de ciencia, se dedicó a estudiar y comprender el comportamiento animal. Sin embargo, su capacidad para infligir dolor y sufrimiento demuestra una desconexión total con la empatía y la humanidad. Este caso no solo es una tragedia para los animales que sufrieron bajo sus manos, sino también una advertencia escalofriante sobre la capacidad de algunos individuos para ocultar sus verdaderas y terribles naturalezas.

Me es difícil entender cómo alguien puede justificar estos actos dentro de su mente, y aún más, cómo pudo sostener una vida pública de respeto y admiración mientras cometía estas atrocidades en privado. La doble vida de Britton nos recuerda que la monstruosidad puede esconderse detrás de las apariencias más respetables y que, a veces, la oscuridad humana se manifiesta de las maneras más inimaginables.

Britton cumplirá su condena, y en algún momento tendrá la oportunidad de pedir libertad condicional. Pero las cicatrices que ha dejado, tanto en los animales como en los seres humanos involucrados, nunca desaparecerán. Este caso es un testimonio de hasta dónde puede llegar la depravación humana y una llamada a la vigilancia y la empatía. Debemos proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad, sean humanos o animales, y no permitir que las sombras oculten los verdaderos horrores que algunos son capaces de perpetrar.

La historia de Adam Corden Britton es una que prefiero olvidar, pero no podemos ignorarla. Debemos recordar, aprender y, sobre todo, garantizar que no se repita.

Aixa Almagro

Noticias de Almería

Me gusta escribir de las cosas del día a día, de lo que pasa, y de lo que me pasa. Estudié Grado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, y Grado en Economía por la Universidad de Tampa - Facultad de Negocios Sykes.