A nadie ha sorprendido que durante el pasado mes de agosto el alcalde de Carboneras, Salvador Hernández, tras ser nombrado alcalde con los votos de Amérigo y cía, le haya dado una patada en el trasero y largado a las oscuridades del averno político. Una vez que sabe que no se puede montar una nueva moción de censura, Salvador le ha enseñado la patita a su benefactor, José Luis. A freír espárragos, compañero de corporación, o habría que decir mejor: a montar carreras de caracoles con Felipe.
Imagino a José Luis y Felipe, Amérigo y Cayuela, sentados en una mesa, unos caracoles a los que hacer correr, y de árbitro del partido Salvador Hernández, el hijo del barbero. Ya les avisaron, cuidadin con el Salva, que este os afeita las barbas antes de que os deis cuenta. No sé si se dieron, pero no parece que fueran muy listos al fiarse del personaje, lo cierto es que a los dos les han sido rapadas y por el mismo barbero.
Tras la moción, Salvador Hernández (alcalde por la tontez política del Felipe, ¡ay Felipe de mi vida! el hombre de los mejores caracoles de Carboneras), daba muestra de su ingenio, intentó colar un certificado al Tsja, en la que se indicaba que el suelo donde se levanta el ya casi esqueleto del hotel no era urbanizable. Engañar a Felipe y José Luis se ha convertido para Salva en un deporte que domina a la perfección, pero no pudo con el Tsja que le contestaba en su día al ayuntamiento del pueblico que el certificado mandado, no era el exigido por este tribunal. Salva, que no todos son como Felipe y José Luis, que todavía queda algún listo en el país.
Salvador Hernández, no engaña a nadie, perdón, a José Luis y a Felipe parece que sí, les debe haber descubierto esa parte vulnerable que todos tenemos, y se aprovecha de ello cada vez que lo necesita. Salva sigue siendo alcalde, y si no presenta la dimisión, lo seguirá siendo durante tres años más. En cuestión política hay que reconocerle que les gana y por goleada a los dos mencionados, que de tonto no tiene un pelo, que sabe afeitarse, de casta le viene, y que a la hora de afeitar a los demás, cuando llega el momento oportuno, tiene la navaja preparada y la carrera aprendida.
El problema de Salvador, una vez que Felipe y José Luis han quedado para montar y apostar en las carreras de caracoles, se llama Tsja. Tiene que hacer un pleno, hay que votar lo que le pide el Tribunal, y no tengo muy claro que consiga los votos que le hacen falta. Claro que, si lo hace, si logra lo que en principio parece imposible, a Salvador tendrán que hacerle un monumento en el pueblo. Y se lo habrá ganado. Nos quedamos a la espera. Engañar a Felipe y José Luis ha sido pan comido, ahora toca el Tsja, y no parece que se vayan a dejar rapar las barbas, por muy aprendida que tenga Salva la citada profesión.
Pd. El Tedh anda estudiando si acepta el caso del Algarrobico presentado por los chicos del barco y que tiene a una magistrada como diana. Un paso más se puede abrir. Veremos cómo acaba este. Y van…
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