“Espejito, espejito: ¿quién es la más bella del reino?” Esa frase, tan icónica y cargada de envidia, me ha hecho reflexionar sobre lo que realmente significa ser bella en un mundo donde la diversidad se asoma cada vez más a nuestras vidas. En mi querida Almería, rodeada de paisajes deslumbrantes y personas únicas, me doy cuenta de que la belleza no puede ser un concepto monolítico.
¿Es la edad un condicionante para ser guapa? La verdad es que, tras los años de querer parecerme a las modelos de pasarela como Claudia Schiffer o Naomi Campbell, he llegado a comprender que la belleza va mucho más allá de una talla o una edad. En esta tierra donde el sol brilla con fuerza y el mar acaricia nuestras costas, he visto cómo cada persona tiene su propia luz. Desde las abuelas que pasean por el Paseo Marítimo con sus arrugas llenas de historias hasta las jóvenes que se atreven a desafiar los estándares tradicionales con su estilo propio.
Hoy en día, el espejo nos muestra una variedad de rostros y cuerpos que antes apenas se veían en las revistas. Ya no se trata solo de tener una piel perfecta o un cuerpo escultural; ahora celebramos la autenticidad. La belleza está en esa sonrisa sincera que se cruza contigo en el Mercado Central o en la forma en que alguien lleva con orgullo sus rasgos únicos. En Almería, tenemos una mezcla cultural rica y vibrante: desde los descendientes de los moriscos hasta aquellos que vienen a disfrutar del clima y la calidez almeriense. Cada uno aporta algo especial a nuestro paisaje humano.
Las redes sociales han jugado un papel crucial en este cambio. Antes, teníamos acceso limitado a lo que se consideraba bello; ahora, cualquier persona puede convertirse en referente simplemente siendo ella misma. Y eso es algo digno de celebrar. Las influencers almerienses están rompiendo moldes y mostrando al mundo que no hay un solo tipo de belleza. Desde aquellas que promueven el amor propio hasta las que comparten sus luchas personales con la aceptación corporal; todas ellas son ejemplos de cómo podemos redefinir lo que significa ser hermosa.
Así que sí, el espejo puede seguir diciendo quién es la más bella del reino, pero yo prefiero mirar alrededor y ver la riqueza de nuestra diversidad. En lugar de compararnos entre nosotras como si fuéramos competidoras en un concurso ficticio, deberíamos unirnos para celebrar nuestras diferencias. Porque al final del día, lo verdaderamente hermoso es sentirnos cómodas en nuestra propia piel y reconocer que cada una tiene su propia historia y su propia belleza.
Así que aquí estoy, mirando mi reflejo con una nueva perspectiva: no necesito ser ni Claudia ni Naomi; soy yo misma, con mis imperfecciones y mis virtudes. Y eso es suficiente para brillar con luz propia en este vasto reino llamado vida.
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