El caso Koldo ha puesto a medio partido socialista en una situación comprometida. No es solo un escándalo más; es un recordatorio de que el poder tiene sus sombras y que, a menudo, quienes lo detentan son los primeros en temer a sus propios fantasmas... Malesa, Filesa, Timexport, Cruz Roja, BOE, GAL, "cafelitos", ERE, "fondos reservados", Ibercorp...
Pedro Sánchez, con su habitual habilidad para navegar entre aguas turbulentas, parece haber encontrado en José Luis Ábalos, su antiguo aliado, una amenaza latente. El exministro, ahora convertido en una especie de paria alejado del PSOE, guarda en su memoria un arsenal de secretos que podrían hacer tambalear al propio presidente. Y aquí radica el verdadero problema: el miedo que siente Sánchez ante la posibilidad de que Ábalos decida hablar. Porque si hay algo que sabemos sobre la política es que las verdades incómodas suelen salir a la luz cuando menos te lo esperas.
Sánchez ha optado por maltratar a quien le ayudó a escalar hasta donde está, de ahi la expulsión inmediata en cuando saltó el caso Koldo en el que no estaba investigado, o la más reciente auditoría de Óscar Puente. Un movimiento arriesgado, por decirlo suavemente. Es como si estuviera jugando a la ruleta rusa con un revólver cargado: puede salirle bien o puede acabar con él en la estacada. La realidad es que lo que Ábalos hizo durante su tiempo al frente del Ministerio de Transportes no es solo un reflejo de su gestión personal; es un espejo del PSOE y del Gobierno en su conjunto. Y eso debería preocuparle.
La estrategia de Sánchez parece ser la clásica táctica del "divide y vencerás". Si logra desacreditar a Ábalos antes de que este pueda abrir la boca, tal vez pueda salvarse. Pero esta jugada es peligrosa porque subestima la capacidad del electorado para discernir entre las palabras vacías y las verdades evidentes. En este país hay demasiada gente dispuesta a creerse cualquier cosa; sin embargo, también hay quienes están cansados de las manipulaciones y buscan respuestas claras.
Por otro lado, ¿qué pasará si finalmente Ábalos decide tirar de la manta? ¿Qué "relato" se construirá alrededor de él? ¿Seguirá siendo el villano o logrará que Sánchez también lo acabe siendo? Es probable que algunos lo vean como un proscrito que busca venganza contra aquellos que una vez fueron sus compañeros. Pero lo cierto es que sus acciones podrían desvelar verdades incómodas sobre cómo funciona realmente el PSOE y qué decisiones se han tomado bajo su liderazgo.
Pedro Sánchez tiene mucho que perder si la trama Koldo se desarrolla como muchos temen. Su relación con Ábalos podría ser su peor pesadilla.