Cuando se podía pensar que ya se alcanzó el mayor nivel de inmundicia, dejando en manos de los herederos de la ETA la redacción de las normas de seguridad ciudadana, llega el gobierno sanchista y, como no podía ser de otra manera, asesta un nuevo golpe a la democracia, al Estado de derecho y a la decencia.
Ya no basta con dejar inermes a los Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil); también quedarán desprotegidos contra el insulto y los insoportables agravios, que habrán de asimilar a pesar de actuar como agentes de la Autoridad. ¿Pero, a qué autoridad nos referimos?
Por desgracia, la Policía y la Guardia Civil ya no representan a ninguna autoridad democrática en un Estado de derecho y en un país occidental. Los Cuerpos de Seguridad del Estado están siendo mancillados, humillados, despreciados y desprotegidos por un poder político totalitario que, como bien ya dicen los medios internacionales, Pedro Sánchez hará cualquier cosa para mantenerse en el poder.
El desprestigio de Pedro Sánchez y de lo que queda del PSOE, nunca podrá contaminar y dejar a su miserable altura a la sociedad española que lo padece. Los agentes de la Autoridad se quedan sin autoridad a la que representar por lamentable ausencia de auctoritas y potestas de un gobierno que se dedica a la más repugnante demagogia, populismo y la cesión al chantaje más soez y despreciable.
Ya no sólo han posibilitado la reducción de penas a los criminales más execrables con delitos y condenas por violaciones, pederastia y otras perversiones. Ahora hemos conocido la trampa infame para que los asesinos de la ETA puedan ver reducidas sus penas. Entre otros carniceros etarras, Chapote podrá estar en la calle en unos pocos días, así como otros terroristas con las manos manchadas de sangre. “Que te vote Txapote” ha dejado de ser un slogan para convertirse en una certeza; pues si hay alguien agradecido a Pedro Sánchez no es otro que Chapote y otros muchos de la banda agraciada por el gobierno socialcomunista.
Cuando se gobierna desde la mentira, el trampantojo, el bulo y el chantaje es inevitable llegar a este escenario de fango. Y lo más lamentable es que, a pesar de la descomunal cagada por incautos, van a ser VOX y el PP los más perjudicados. Pero cabe preguntarse si la mayor indignidad y la factura política ha de recaer en los que fueron vilmente engañados. No olvidemos que el Gobierno de Pedro Sánchez sabía lo que hacía, y lo hacía con la voluntad de engañar a la oposición y beneficiar a los protectores de los terroristas; es decir a Bildu, partido que necesita Sánchez para mantenerse en el poder.
Además, el PSOE se ufana y presume de haber logrado uno de los mayores engaños para lesionar a la oposición aun a costa del escarnio que inflige a las victimas del terrorismo. No va a rectificar. Para el PSOE esta ignominia ha sido un triunfo. Y esto no es un éxito de la perspicacia política, es lo más asqueroso que se podía esperar del PSOE y de la ultraizquierda con la que cohabita en un albañal que jamás podríamos imaginar.
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