El Tribunal Supremo ha ratificado la pena de cinco años y seis meses de cárcel impuesta a dos hombres que actuaban como patrones de una patera implicada en un incidente grave durante su viaje hacia las costas de Mojácar, en Almería. La embarcación, que transportaba a unas 18 personas, entre ellas una mujer y dos menores, sufrió una deflagración provocada por un bidón de gasolina que se cayó mientras se suministraba combustible al motor.
La decisión del alto tribunal llega tras desestimar el recurso de casación presentado por la defensa de los acusados. En este caso, ambos habían sido absueltos previamente de un delito de lesiones imprudentes debido a la falta de pruebas sobre las quemaduras sufridas por una pasajera que no fue localizada para declarar ante el tribunal. No obstante, el Supremo ha subrayado que esto no implica una violación del derecho a la presunción de inocencia, ya que existían pruebas suficientes y valoradas "bastante y racionalmente" para establecer su culpabilidad. En particular, se destacó el testimonio de dos testigos protegidos, considerados "subjetivamente creíbles, objetivamente verosímiles y convincentes".
Estos testimonios fueron corroborados por agentes del Cuerpo Nacional de Policía que llevaron a cabo las diligencias correspondientes e interrogaron a los ocupantes de la embarcación. Según los informes, las condiciones adversas del mar y el mal tiempo contribuyeron al vuelco de uno de los bidones de gasolina, lo que generó el fuego en la patera. A pesar de carecer de extintores o sistemas antiincendios, el incendio fue sofocado antes de causar mayores daños.
El tribunal también aclaró que aunque no se considerara probado que las quemaduras sufridas por la pasajera fueran consecuencia directa del incendio, sí se confirmó que la deflagración ocurrió durante la travesía.
De acuerdo con los detalles expuestos en la sentencia, los acusados organizaron esta peligrosa travesía en abril de 2022 junto con otros individuos no identificados. Cada uno de los ocupantes pagó aproximadamente 4.000 euros por realizar el viaje desde las costas argelinas hasta territorio español "a sabiendas de que lo hacían de forma clandestina y por un puesto fronterizo no habilitado".
Los migrantes fueron trasladados en grupos mediante un pequeño bote hasta alcanzar la embarcación principal, construida en fibra y equipada con un motor potente. El trayecto se realizó durante la noche bajo condiciones climáticas difíciles: viento fuerte y oleaje elevado, además de lluvias ocasionales sobre los pasajeros. La patera presentaba deficiencias estructurales significativas; contaba con cableado suelto y empalmes peligrosos, así como zonas del casco sin terminar.
En base a las declaraciones recogidas durante el juicio y la investigación realizada por la Guardia Civil, se determinó que uno de los acusados pilotaba la patera mientras que el otro proporcionaba indicaciones utilizando un GPS o brújula y supervisaba el repostaje del motor.
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