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Cuando la tragedia se convierte en arma política
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Cuando la tragedia se convierte en arma política

Por Rafael M. Martos
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domingo 03 de noviembre de 2024, 06:00h

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El reciente paso de la DANA por Valencia ha dejado un rastro devastador: más de 200 muertos y casi 2.000 personas desaparecidas, muchas de las cuales, lamenta y probablemente no serán encontradas con vida. Sin embargo, en lugar de unirse para afrontar esta catástrofe y ofrecer soluciones efectivas, nuestros políticos han optado por convertir la tragedia en un campo de batalla ideológico, la chispa siempre necesaria para incendiar la gasolina de las redes sociales.

Desde el primer día, la politización ha sido brutal. La diputada de Vox por Almería, Rocío de Meer, utilizó las redes sociales para lanzar un mensaje que parecía más un intento de confrontación que de solidaridad. Al preguntarse si el gobierno pondría a disposición de las víctimas de la DANA hoteles como lo hace con los inmigrantes irregulares, de Meer dejó claro que su obsesión enfermiza -de psiquiátrico- por la inmigración supera cualquier sentido de empatía o humanidad. Esta insistencia en mezclar a los inmigrantes en todo aquello que pueda alentar odio y confrontación, como mínimo, es inquietante y muestra una falta de sensibilidad alarmante.

En el otro extremo del espectro político, la extrema izquierda no se quedó atrás. Las críticas al desmantelamiento de la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE) por parte del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, inundaron las redes sociales y los medios. Sin embargo, esta unidad nunca existió realmente más allá de un proyecto en papel, sin personal ni sede. Las acusaciones de que la ausencia de esta unidad es la causa del caos y la desorganización solo contribuyen a aumentar la confusión y el descontento entre la población. Según los bomberos valencianos, que se opusieron a su puesta en marcha, solo habría servido para complicar cualquier coordinación, pero no se han oído críticas a estos profesionales que rechazaban la UVE.

Y qué decir del colmo que supone criticar la donación cuatro millones de euros de Inditex.

La manipulación y el uso partidista de la tragedia alcanzaron nuevos niveles cuando el Jefe del Estado, Felipe de Borbón, vestido con un mono militar mientras asistía a unas maniobras, fue criticado desde ambos extremos del espectro político, tras sus palabras de condolencia a los afectados. Desde la extrema derecha se sugirió que su atuendo era un mensaje subliminal sobre la necesidad de intervención militar, mientras que desde la extrema izquierda se ridiculizó la idea de que él mismo pudiera estar participando en las labores de rescate. Estas interpretaciones tortuosas, por cuanto el atuendo se correspondía a algo distinto de lo dicho a izquierda y derecha, solo sirven para distraer la atención de lo que realmente importa: la ayuda y el apoyo a las víctimas.

Lo más preocupante de toda esta situación es la evidente falta de preparación y respuesta efectiva ante la emergencia. No puede ser que los periodistas hayan llegado antes a la zona cero y retransmitido en directo, mientras que el suministro de agua y alimentos tardara días en llegar. Este retraso es inaceptable y demuestra una grave falta de coordinación y planificación. ¿Cómo es posible que haya pillaje habiendo Policía Local, Nacional y Guardia Civil? Nadie duda que estaban atendiendo otras urgencias, la pregunta por tanto es si no deberían ser otros quienes se ocuparan de ellas.

En lugar de buscar culpables y politizar la tragedia, es imperativo reflexionar sobre cómo mejorar nuestra capacidad de respuesta ante futuros desastres. Las autoridades locales y autonómicas deben ser las primeras en conocer las necesidades y particularidades, por tanto, estar mejor preparadas para coordinar las labores de emergencia. No se trata de recentralizar el poder, sino de asegurarse de que aquellos en el terreno tienen los recursos y la capacidad necesarios para actuar rápidamente y de manera efectiva.

Esos planes de emergencia existen, y se hacen simulacros, pero es crucial que la ciudadanía esté informada y preparada para enfrentar situaciones de emergencia. ¿Cuántos de nosotros sabemos qué hacer en caso de una inundación? ¿Tenemos planes de emergencia en nuestras casas? ¿Sabemos dónde y cómo evacuar si es necesario? ¿Sabe cualquier responsable cuanto se tarda en evacuar su pueblo o su ciudad? ¿Sabemos nosotros como hacerlo sin colapsar las calles? La educación y la preparación son fundamentales para mitigar los efectos de cualquier desastre, y ni lo uno, ni lo otro.

Finalmente, debemos reconsiderar nuestras políticas de urbanización. Construir en zonas inundables, ya sea de manera legal o ilegal, pone en riesgo vidas y propiedades. Es hora de escuchar a los expertos y tomar medidas para proteger nuestras comunidades de futuras catástrofes, y en eso Almería tiene un severo problema. No es solo que toda nuestra costa sea inundable, porque eso es una obviedad, sino que se ha permitido la construcción hasta extremos muy peligrosos, y qué decir de las ramblas, ocupadas por invernaderos que podrían ser tapones asesinos.

La tragedia de la DANA en Valencia debe servir como una llamada de atención para mejorar nuestras políticas de emergencia y urbanización, y para recordar a nuestros políticos que, en tiempos de crisis, la unidad y la solidaridad son más importantes que cualquier agenda partidista.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y la novela "Todo por la patria"