Era una época de transformaciones en España. Tras la muerte de Franco y la transición democrática, el país estaba ávido de cambios. En 1982, Felipe González y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) llegaron al poder con una ola de esperanza y promesas de modernización. Sin embargo, a medida que avanzaba su mandato, numerosos casos de corrupción comenzaron a emerger, empañando la reputación del gobierno y dejando una marca indeleble en la historia política española. ¿Cómo es posible que un periodo tan prometedor terminara sumido en escándalos? A pesar de los logros en modernización y reformas sociales, el gobierno de Felipe González se vio gravemente afectado por una serie de casos de corrupción que erosionaron la confianza pública y pusieron en tela de juicio la integridad de sus líderes. Cuando ahora desde el PP y otros entornos de la derecha, se alaba a Felipe González, o cuando éste cuestiona a Pedro Sánchez por los casos de presunta corrupción que le rodean, es bueno recordar lo que pasaba bajo su presidencia y como actuó. Sin ser exhaustivos vamos a prestar atención solo a los más relevantes. El Caso Filesa Uno de los escándalos más notables fue el Caso Filesa, que involucró la financiación ilegal del PSOE a través de una red de empresas tapadera creadas para recaudar fondos. En 1991, se descubrió que estas empresas, entre ellas Filesa, Malesa y Time-Export, emitían facturas falsas por servicios nunca prestados. El objetivo era financiar ilegalmente las campañas electorales del PSOE. En 1997, varios dirigentes del partido fueron condenados por su implicación en este entramado. El Caso Roldán Luis Roldán, director general de la Guardia Civil entre 1986 y 1993, se convirtió en otro símbolo de la corrupción durante esta era. Se descubrió que Roldán había desviado millones de euros de los fondos reservados y había aceptado sobornos de empresas constructoras a cambio de contratos. Tras fugarse del país, fue capturado en 1995 y posteriormente condenado a 28 años de prisión. El Caso Juan Guerra Otro escándalo que sacudió al PSOE fue el Caso Juan Guerra. Juan Guerra, hermano del entonces vicepresidente Alfonso Guerra, fue acusado de utilizar una oficina oficial en Sevilla para realizar actividades privadas lucrativas y traficar influencias. Aunque Alfonso Guerra no fue imputado, el caso dañó su imagen y finalmente llevó a su dimisión en 1991. El GAL y la Guerra Sucia Quizás el más controvertido de todos los escándalos fue el relacionado con los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Esta organización parapolicial fue responsable de una serie de secuestros y asesinatos de presuntos miembros de ETA en la década de 1980. Se reveló que los GAL fueron financiados con fondos públicos y que altos funcionarios del gobierno estaban implicados. En 1998, el exministro del Interior, José Barrionuevo, y el exsecretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, fueron condenados por su papel en la financiación y dirección de los GAL. Caso Descripción Impacto Político Comparación con otros países Caso Filesa Financiación ilegal del PSOE mediante empresas falsas Desgaste de la confianza en el PSOE Similar al Watergate en EE.UU. Caso Roldán Malversación de fondos y sobornos Desprestigio de la Guardia Civil Escándalos de corrupción en Italia Caso Juan Guerra Tráfico de influencias y uso indebido de recursos Dimisión del vicepresidente Comparado con casos de nepotismo GAL Secuestros y asesinatos financiados por el Estado Crisis de derechos humanos Equiparable a acciones encubiertas del gobierno en otras democracias La era de Felipe González, a pesar de sus avances en modernización y progreso social, quedó profundamente marcada por la corrupción. Estos casos no solo deterioraron la confianza pública en el PSOE, sino que también destacaron la necesidad de mayores controles y transparencia en la administración pública. La sombra de la corrupción en este periodo nos recuerda que el poder sin vigilancia puede fácilmente derivar en abusos y malas prácticas. Es fundamental que la sociedad y las instituciones trabajen juntas para fortalecer los mecanismos de control y asegurar la transparencia en la gestión pública. Solo así podremos evitar que los errores del pasado se repitan y construir una democracia sólida y confiable. ¿Estaremos preparados para exigir la rendición de cuentas a nuestros gobernantes y salvaguardar nuestra democracia?