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El X Congreso Internacional ‘Historia de la Transición en España’ traza necesarias líneas paralelas con el presente
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El X Congreso Internacional ‘Historia de la Transición en España’ traza necesarias líneas paralelas con el presente

El rector de la UAL, el responsable del comité organizador y el director del CySOC advierten en la clausura sobre la pertinencia de la temática abordada en esta edición, la ‘Violencia como actor político’, porque hay “una tendencia a legitimarla de nuevo” y por los “lamentables discursos que buscan socavar la democracia y generar desconfianza”

domingo 24 de noviembre de 2024, 20:18h

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Tres intensas jornadas, el paso de casi un centenar de investigadores de universidades nacionales y extranjeras y el palpable paralelismo con la actualidad han jalonado otra brillante edición del Congreso Internacional ‘Historia de la Transición en España’, la décima. Organizado, como siempre durante un cuarto de siglo de trayectoria, por el Grupo de Investigación ‘Estudios del Tiempo Presente, de la Universidad de Almería, ha pivotado en torno a la ‘Violencia como actor político’, y se ha adelantado ya que la undécima edición, la de 2026 al tener carácter bienal, se centrará en la ‘Cultura durante la Transición’. Fue clausurado el viernes por José J. Céspedes, rector de la UAL, junto a Juan Luis López, director del Centro de Investigación Comunicación y Sociedad (CySOC), y el presidente del comité organizador del Congreso, el catedrático Rafael Quirosa-Cheyrouze..


El rector habló desde “la perspectiva de ciudadano cuya vida ha ocurrido en este periodo de tiempo de la Transición”, para recordar “todas las dificultades que conllevó”. Se ha referido a la “libertad recuperada” ya en democracia, que “ha traído grandes beneficios a la sociedad española”. José J. Céspedes pidió “comprender bien el pasado desde el desapasionamiento y con mirada científica para poder afrontar con garantías el presente y el futuro, precisamente lo que hace este congreso, que alcanza su décima edición”. Esta longevidad, con el añadido de que se celebra cada dos años, se apoya en “el riguroso trabajo que realiza el Grupo de Investigación Estudios del Tiempo Presente”, que “está permitiendo arrojar mucha luz sobre aspectos determinantes de la historia de nuestra joven democracia y el proceso que condujo hacia ella”. Repasó la sucesión de temáticas que se han abordado a lo largo de todas las ediciones del congreso, deteniéndose en la de esta año, “la violencia, sobre la que la mayor parte de los que estamos aquí tenemos recuerdos personales”. Era “necesario” abordarla “desde el análisis histórico riguroso”, mostrándose convencido de las aportaciones que la cita que ha clausurado ha dejado para “avanzar en el conocimiento”.


En cuanto al profesor López Cruces, destacó la pertinencia del tema de este congreso: “En un momento como el actual, en el que hay una tendencia a legitimar la violencia, es muy importante estudiar un periodo histórico como fue la Transición, en el que también hubo colectivos que consideraban la violencia como una opción viable para la consecución de objetivos políticos”. El director del CySOC hizo referencia a que en la actual “estamos viviendo una época de consagración de la mentira y legitimación de la violencia”, y a que “ahora un buen relato lo salva todo”. Ha sostenido que “conviene apartar la vista del presente y mirar al pasado, y que aprendamos las diferentes formas de violencia, y que veamos en qué coinciden, en qué se diferencia y en qué medida nos podemos salvar todos juntos, porque este es un tema candente”.


Rafael Quirosa manifestó una gran satisfacción por el éxito de la edición de este año, por la que han pasado decenas de ponentes y de comunicantes. El director hizo un balance general de los 24 años de congresos realizados: “En la suma de todos ellos ha quedado clara la necesidad de incorporar otros actores y factores a lo largo de la Transición, o sea, algo más que ese proceso de decisiones de élites institucionales y políticas, que tuvieron su papel y que no hay que excluirlas, pero que eran la versión más difundida que explicaba la llegada de la democracia”. Esa suma “era necesaria para la compresión de este periodo”, y respecto a esta edición, “ha quedado más que demostrado que la violencia tuvo un papel importante y que tuvo muchos protagonistas, aunque también es cierto que ETA capitalizó gran parte”.


La última mesa del congreso, la tarde del viernes, estuvo dedicada a ‘las actividades de la extrema izquierda y de otros grupos nacionalistas’. En ella intervinieron Ana Sofía Ferreira, de la Universidad de Oporto e investigadora en el Instituto de Sociología de esta institución académica, y Gaizka Fernández, responsable del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo.


Ferreira se centró en la cuestión del surgimiento de la violencia revolucionaria en los “largos años 60”, vinculada a organizaciones de izquierda radical que, influenciadas por el maoísmo, el mayo del 68, y los movimientos de liberación de africanos y asiáticos, decidieron tomar las armas y utilizar la violencia como medio para cambiar la sociedad. En cuanto a Fernández Soldevilla, analizó la historia de la violencia ultranacionalista en Cataluña, Galicia, las islas Canarias y otras regiones durante la Transición española. Yendo más allá de ETA, ha examinado la trayectoria de sus imitadores: bandas de pequeño tamaño, de existencia fugaz y de escasa o nula trascendencia política, aunque sus atentados provocaron daños materiales, heridos y víctimas mortales. Durante su intervención puso el foco sobre los perpetradores, pero también sobre las biografías de quienes sufrieron sus actos.

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