En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, conocido como 25N, se hace evidente una dolorosa realidad: la violencia de género o violencia machista es un problema gravísimo que afecta a toda la sociedad. Sin embargo, incluso en este tema en el que aparentemente existe un consenso casi unánime entre las instituciones y partidos políticos —a excepción de Vox—, no pueden evitar demandar su momento de protagonismo.
Este año ha sido particularmente trágico en Almería, con cuatro asesinatos registrados: dos mujeres y dos menores fueron víctimas mortales de crímenes horribles, perpetrados por sus parejas y, en el caso de Gérgal, por el propio padre de las niñas. Estas cifras escalofriantes subrayan la urgencia de abordar este problema con seriedad y acción decidida. A finales de septiembre, el Sistema VioGén registraba 3,048 casos activos en Almería, de un total de 26,049 casos en toda Andalucía. Además, el teléfono 016, destinado a la atención de víctimas, familiares y entorno de casos de violencia machista, recibió 122 llamadas en Almería solo en septiembre, un 20,8% más que en el mismo mes del año anterior.
Sin embargo, en lugar de mostrarse unidas en un esfuerzo conjunto y significativo, las instituciones parecen más preocupadas por organizar actos paralelos para garantizar su visibilidad, y no, no es nuevo, es habitual, ahora y antes. La Subdelegación del Gobierno en Almería organiza un acto con motivo del 25N, y los mismos que participan en él acuden a otro evento en la Delegación del Gobierno andaluz, luego al Ayuntamiento de la capital y, llegado el caso, a la Diputación. Esta fragmentación y repetición de actos no solo diluye el mensaje, sino que también revela una falta de coordinación y unidad preocupante.
Es desconcertante que, incluso en un tema en el que todos están de acuerdo y coinciden en su gravedad, actúen de esta manera. Si en algo tan crucial como la lucha contra la violencia de género no pueden ponerse de acuerdo para trabajar juntos de forma eficiente y coordinada, es difícil imaginar que puedan alcanzar acuerdos en otros temas donde las discrepancias son mayores.
La violencia machista es una lacra que afecta a todos los sectores de la sociedad y que requiere una respuesta unificada y firme. No es suficiente con reconocer el problema; es imprescindible actuar de manera conjunta y coherente. Las instituciones deben dejar de lado sus ansias de protagonismo y centrarse en lo que realmente importa: proteger a las víctimas y erradicar la violencia de género de una vez por todas. Solo entonces podremos avanzar hacia una sociedad más justa y segura para todas y todos.
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