En este tiempo de Adviento, en el que la Liturgia nos invita a la preparación de los caminos del Señor, en estos domingos de expectación, María Santísima viene a ser el blanco de nuestras miradas, de la esperanza de la humanidad entera, pero el blanco también de la mirada de Dios. Ella da respuesta a la divina invitación: “He aquí la esclava del Señor”.
La primera muestra de amor de Dios a la Virgen es el privilegio de su concepción inmaculada. Un privilegio de belleza espiritual de María, que debe de ser ante todo un objeto precioso de contemplación espiritual. Hay que mirar y admirar fervorosamente la hermosura interior de la Virgen Inmaculada, de manera sencilla, con señales pequeñas como un niño; tiernas como la sonrisa de una madre; bellas como el arco iris; luminosa como una estrella Dios anuncia a María, de la cual nacerá Jesús, y nos invita a buscar la Verdad eterna, a trabajar con esfuerzo animoso para encontrar a Jesús.
La concepción inmaculada de María es la plenitud de gracia con que Dios regaló a la Virgen desde el comienzo mismo de su existencia “llega de gracia”, porque el “Señor está contigo”. Y es que no hay más motivo de gozo espiritual mayor que ser agraciada por Dios al excluirla del pecado original para que fuese digna morada de su Hijo, que será llamado el “Cordero que quita el pecado del mundo”.
En este mundo en el que nos encontramos, secularizado e impregnado en sus sentires de un laicismo beligerante, no sabe apreciar esta gracia de Dios. Pero los cristianos, los católicos, y especial llamada a los cofrades, iluminados por la fe, hemos de valorar la divinización del alma como un don de incalculable valor el ver en la Virgen María Santísima la bendita entre todas las mujeres, pues Ella es la “nueva Eva” según San Irineo.
Corrían los años del siglo XVI y en la corte castellana vivía una mujer agraciada y virtuosa, en la que la vida de fe predominaba sobre cualquier otro valor. No se dejó deslumbrar por el brillo de la corte y su entrega al Señor era generosa y sincera. Con la sabiduría propia de los santos, intuyó la importancia teológica de este misterio de la Concepción Inmaculada de María Santísima y así dio origen a la Orden de monjas contemplativas, a las que les asignó la misión de cultivar y avivar el culto a la Virgen en este misterio de su Concepción Inmaculada.
Fieles a la herencia recibida de su Santa Madre fundadora, Santa Beatriz de Silva, las Concepcionistas Franciscanas, que en Almería cariñosamente se les llama “Las monjas de las Puras” que en estos días organizan cultos en honor a la Inmaculada Concepción.
No podemos dejar de recordar, que en Almería capital, en la plaza de San Sebastián frente a la iglesia del mismo nombre, se encuentra una bella imagen de la Inmaculada Concepción que se alza en el cielo de la fe como una gran señal de esperanza y de paz, a la que los fieles y devotos se acercarán en su vigilia para testimoniar la aceptación del Dogma, contenida en la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854, que fue promulgada por el papa Pío IX,
asegurando que la Virgen fue concebida sin pecado original y que permaneció durante toda su vida libre de toda mancha de pecado, mortal o venial.
Pero será en la Santa y Apostólica Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación donde se celebrará Misa Estacional el día 8 de diciembre, a las 11:30 horas, presidida por el Obispo, Monseñor Antonio Gómez Cantero, y al finalizar la Eucaristía impartirá a los fieles la bendición apostólica con indulgencia plenaria según las disposiciones de la Iglesia recogidas en el Derecho Canónico. Bendición papal de manos de Monseñor Cantero Gómez aplicable a los seres queridos difuntos, cumpliendo las disposiciones para ello de confesión, comunión y oración de un Padrenuestro por las intenciones del Santo Padre, que principalmente son por la paz en el mundo. Junto al día de la Resurrección del Señor, el día de la Inmaculada Concepción son los dos días atribuidos a nuestra diócesis de Almería para que el obispo, en nombre del Santo Padre, imparta la bendición papal con indulgencia plenaria.
Paz y Bien.
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