Febrero, el mes del amor. Las flores se agolpan en las floristerías de Almería, y los corazones rojos invaden las tiendas. Pero, ¿quién dice que el 14 de febrero es solo para celebrar el amor romántico? Este año, quiero aprovechar la ocasión para hablar de un tema que, aunque aún se susurra en voz baja, está tomando fuerza: la sexualidad femenina y, más concretamente, el orgasmo femenino.
Recuerdo una conversación con mis amigas en una terraza del Paseo Marítimo, mientras disfrutábamos de unas tapas de pulpo. Entre risas y anécdotas sobre nuestras citas (o la falta de ellas), salió a relucir un tema que nos incomodó a todas: el orgasmo. Esa palabra que parece tener un peso enorme cuando se menciona en una reunión. Nos reímos nerviosamente, pero al final nos dimos cuenta de que alguna no había tenido esa experiencia plena. Y ahí fue cuando comprendí que muchas veces damos cosas por sobreentendidas, y no debería ser así.
Desde 2006, cada 8 de agosto se celebra el Día del Orgasmo Femenino gracias a un concejal brasileño que decidió poner sobre la mesa un problema alarmante: muchas mujeres no alcanzan el clímax. Me parece increíble que haya pasado tanto tiempo para que este asunto se reconozca como lo que es: una cuestión de salud pública. En mi círculo cercano, he visto cómo la falta de comunicación sobre este tema afecta no solo nuestras vidas íntimas, sino también nuestra autoestima y bienestar general.
En Almería, donde la vida parece fluir con alegría entre las olas del Mediterráneo, deberíamos ser capaces de hablar abiertamente sobre nuestros deseos y necesidades sexuales, sin tener que desperezarnos en el playazo de Vera. ¿Por qué seguimos arrastrando tabúes antiguos como si fueran piedras en nuestras mochilas? La sexualidad femenina no debería ser un secreto guardado entre susurros; debería ser motivo de celebración.
Una vez escuché a mi abuela decir que "las cosas buenas siempre llegan a quienes saben esperar". Pero yo me pregunto: ¿y si no queremos esperar? ¿Y si podemos tomar las riendas de nuestra propia satisfacción? En lugar de esperar a que alguien más nos dé lo que necesitamos, debemos aprender a conocernos y comunicarnos con nuestras parejas... o con nosotras mismas Recuerdo haberle contado a mi madre sobre una charla abierta sobre sexualidad en la universidad; su reacción fue divertida pero comprensiva. “Es bueno saber lo que quieres, y saber pedirlo”, me dijo con una sonrisa pícara.
Así que este 14 de febrero quiero invitarte a celebrar no solo el amor hacia los demás, sino también hacia ti misma. Regálate conocimiento y autoconfianza. Habla con tus amigas sobre lo que te gusta y lo que deseas; comparte experiencias sin miedo al juicio. Y si tienes pareja, ¡no dudes en expresar tus necesidades! El amor verdadero comienza por aceptarte tal como eres y disfrutar plenamente de tu cuerpo.
Al final del día, todos merecemos sentir placer sin vergüenza ni tabúes. Así que brindemos por el orgasmo femenino y por todas esas mujeres valientes que están rompiendo moldes y hablando abiertamente sobre su sexualidad. Que este febrero sea un mes lleno de amor propio y descubrimiento personal porque sí, queridas amigas almerienses: ¡el placer también es cosa seria!
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