La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco, se encuentra en medio de una controversia que ha sacudido al mundo científico y político de España. La polémica se centra en varios puntos críticos: su posición como patrona de una fundación vinculada al PSOE, el nombramiento de su hermana por parte de la ministra Saiz, y el gasto de fondos destinados a la investigación del cáncer en obras de arte y sueldos elevados.
María Blasco ha sido señalada por su doble rol como directora de una institución pública y patrona de una fundación afiliada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Este hecho ha levantado sospechas sobre posibles conflictos de interés, especialmente en un momento en el que el CNIO atraviesa una crisis financiera y necesita más fondos para la investigación oncológica. La reciente designación de su hermana como una de las 'tres' de la ministra Saiz ha intensificado estas críticas, sugiriendo a algunos que podría haber favoritismo o nepotismo en juego.
GASTOS
El CNIO ha sido objeto de escrutinio por desviar fondos hacia actividades ajenas a su objetivo principal de investigación contra el cáncer. Se ha revelado que cerca de un millón de euros se han gastado en obras de arte y en la promoción de estas a través de viajes internacionales. Este gasto ha sido cuestionado en un contexto donde los investigadores del centro denuncian la falta de recursos para llevar a cabo estudios vitales. La iniciativa CNIO-Arte, que se promociona como una forma de recaudar fondos, ha sido criticada por desviar recursos que deberían estar destinados a la ciencia.
Otra dimensión de la controversia es el salario de María Blasco, que ha sido descrito como desproporcionadamente alto en comparación con otros directores de instituciones científicas similares. Se ha reportado que Blasco ha recibido un sobresueldo de 30.000 euros anuales durante varios años, sumando una cantidad significativa, lo cual ha provocado quejas internas por parte de los sindicatos del centro. Además, se ha descubierto que Blasco compró dos propiedades en Galicia mientras se denunciaban estos sobrepagos, elevando aún más las críticas sobre su gestión financiera.
REACCIONES
Ante la presión mediática y pública, Blasco ha colocado su cargo a disposición del Gobierno, aunque ha dejado claro que no tiene intención de renunciar. El Gobierno, por su parte, ha defendido la gestión del CNIO, argumentando que la inversión en arte también puede generar beneficios indirectos para la institución. Sin embargo, esta defensa no ha calmado las aguas, y se espera que el Patronato del CNIO revise las finanzas y las decisiones de gestión de Blasco con más detalle.
En las redes sociales y entre la comunidad científica, la opinión está dividida. Algunos ven en estas prácticas una muestra de los problemas sistémicos en la administración pública española, donde la influencia política puede desviar recursos de su propósito original. Otros argumentan que estas críticas podrían ser exageradas o motivadas por agendas políticas adversas.
La situación en el CNIO plantea preguntas importantes sobre la transparencia, la ética y la gestión de fondos públicos en el ámbito de la investigación científica. Mientras se esperan más detalles y posibles reformas, esta polémica ha abierto un debate más amplio sobre cómo y en qué se deben gastar los recursos destinados a combatir una enfermedad tan devastadora como el cáncer.
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