¡Feliz año nuevo! O eso pensaba yo mientras me encontraba en la cola del médico, rodeada de toses y estornudos que parecían un coro desafinado. Y es que, como buena almeriense, siempre he asociado el invierno con algo más que el frío: ¡con una buena dosis de virus! Este año no es la excepción. Mientras en mi cabeza resonaban las campanas de Año Nuevo y los buenos propósitos, la realidad se encargó de recordarme que también venimos de unas fiestas donde compartir abrazos (y gérmenes) es casi una tradición.
En Almería, nos encanta celebrar. Desde las cenas familiares hasta las quedadas con amigos en las que los brindis son más frecuentes que las risas. Pero claro, entre tanto jolgorio y alegría, se nos olvida que los virus no entienden de festividades. El VRS (virus respiratorio sincitial) ha decidido hacerse un hueco en nuestras vidas este invierno, liderando el ranking de ingresos hospitalarios. ¡Qué sorpresa! A mí me recuerda a ese amigo pesado que siempre aparece cuando menos lo necesitas.
Y si creías que el VRS era suficiente para arruinar tus planes, aquí viene el norovirus, conocido cariñosamente como el “resfriado del estómago”. Es como si uno estuviera disfrutando de una deliciosa tapa de pulpo a la gallega en La Cueva y, de repente, te das cuenta de que tu estómago tiene otros planes. Recuerdo a mi primo Antonio contándome cómo le pasó justo después de una cena familiar; él estaba tan feliz comiendo tarta de chocolate que ni se dio cuenta del peligro hasta que fue demasiado tarde. ¡Menuda forma de comenzar el año!
Mientras escribo esto, me doy cuenta de lo irónico que es todo. En lugar de hablar sobre nuestros sueños y metas para 2025, estamos lidiando con termómetros y jarabes para la tos. No sé tú, pero yo esperaba pasar mis días disfrutando del sol almeriense (que nunca falla) y no atrapada en casa con un té caliente y mantas.
Así que aquí estamos: un año nuevo lleno de virus viejos y nuevos. Quizás deberíamos hacer un propósito colectivo: cuidarnos más entre nosotros. Tal vez dejar esos abrazos tan efusivos para cuando estemos seguros de estar sanos o aprender a decir "no" a esa última ronda en la barra del bar si vemos a alguien tosiendo cerca. Porque sí, aunque amemos nuestra Almería vibrante y llena de vida, este invierno parece haber traído consigo una epidemia inesperada.
Así que cuídate mucho, querido lector. Y si ves a alguien con cara sospechosa en la próxima reunión familiar… ¡mejor dale un saludo desde lejos! Que ya hemos tenido suficientes sorpresas virales por este año. ¡Salud!
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