Anda uno cansado de escribir sobre el Algarrobico y sus problemas legales. Comienza el 25 tal y como acababa el 24, con amenazas de multas al alcalde, hasta que no salga publicado en un órgano oficial, vulgo boletín oficial de alguna administración, que el ayuntamiento ha cambiado no sé qué historia de los terrenos donde se ubica el esqueleto del hotel, la justicia no puede dar orden para iniciar su caída. Quiere ello decir que, según la justicia, la licencia dada por el ayuntamiento en su día sigue siendo legal. Ya lo dijo el supremo en su día.
¿Se han puesto orejeras los políticos y algunos jueces en esta historia? Si no es así, ¿a qué viene tanto pedir legalidad a un ayuntamiento? Si la licencia fue otorgada en fraude de ley, no entiendo que se tenga que rectificar, para anularla están ustedes, señores que interpretan las leyes. Si están pidiendo, siguen con las amenazas de multas al alcalde si no lo hace, que el ayuntamiento retire la licencia dada en su día, es de imaginar que es porque entonces, lo que firmaba Cristóbal Fernández y su equipo debía ser legal. ¿O no? Todo apunta, siguiendo las exigencias de la justicia: que era legal.
El pleno de Carboneras ya se enfrentó en una ocasión a este problema, bajo la presión de multas al alcalde, y los votos no permitieron hacer lo que le pedía la justicia. Se intentó con un informe complacer al tribunal, pero este dijo que no era ese el proceder, que tiene que salir publicada la decisión en un boletín oficial. Y para que eso ocurra tiene que pasar por un pleno, y se tiene que votar. Si la vez anterior el alcalde era Felipe el que proponía la aprobación, y se abstuvo Salvador, es de imaginar que en esta será Felipe el que se abstenga, al ser Salvador el que tenga que proponer la petición de la justicia. Y no digo nada del voto negativo que va a soltar José Luis Amérigo. Salvador ahora tiene miedo a las multas, van contra él. Y le dice a la justicia que no tiene secretaria, que ten un poco de compasión con él. Aquel voto contra Felipe te puede costar la barba.
Y mientras los egos de dos hombres se enfrentan en el pueblo, mientras la justicia no sabemos a qué juega, el esqueleto del hotel sigue ahí, levantado, con las miradas de los que un día vieron una salida positiva para el futuro del pueblico y de sus gentes, y los que decidieron que era una aberración y había que abatirlo. Los años pasan, las amenazas de las multas siguen ahí, el hotel también. Carboneras contempla cómo se le va derribando lo que ha sido su presente, y como no se abre lo que debía ser parte de su futuro. El personal se cree en los proyectos planteados por los gobiernos. Ilusos. Unos millones para limpiar ramblas, calles y hacer proyectos, eso sí, muchos, lo que no se sabe es si alguno va a llegar a buen puerto. Los políticos nos lo aseguran. ¿Ustedes se lo creen?
Y faltaba Azata, la empresa ha aparecido dejando caer lo que se esperaba desde hace tiempo, hablar de su dinero, quiere el lucro cesante por unas obras construidas con licencia legal y que están casi finalizadas. ¿Y quién lo pagará, los vecinos de Carboneras? ¿El actual alcalde? ¿El que firmó la licencia? Pueden sentarse a esperar a conocer las cuentas. Nos vamos a reír un montón. Hay mucho percebe suelto.