En una operación que ha captado la atención de la opinión pública, los Mossos d'Esquadra han procedido al desalojo del centro social ubicado en la antigua escuela Massana, en el barrio del Raval. Este espacio había estado ocupado durante los últimos cinco años por un grupo de activistas que promovían diversas iniciativas culturales y sociales.
La intervención policial se llevó a cabo en la mañana del 28 de enero, cuando un amplio dispositivo de seguridad se presentó en el lugar para llevar a cabo el desalojo. Según fuentes oficiales, la acción fue necesaria debido a la falta de acuerdo entre los ocupantes y las autoridades sobre el futuro del edificio.
Reacciones ante el desalojo
El desalojo ha generado reacciones encontradas entre los vecinos y miembros de colectivos sociales. Muchos consideran que este tipo de espacios son vitales para la comunidad, mientras que otros argumentan que la ocupación es ilegal y debe ser regularizada. A lo largo de los años, el centro había servido como punto de encuentro para talleres, exposiciones y actividades comunitarias.
Los representantes del Ayuntamiento han manifestado su intención de buscar alternativas para revitalizar la zona sin recurrir a ocupaciones ilegales. Sin embargo, los activistas desalojados han expresado su indignación por lo que consideran una represión hacia iniciativas autogestionadas.
El futuro del edificio
A partir de ahora, queda por ver cuál será el destino final del antiguo edificio escolar. Las autoridades locales han indicado que están abiertas a propuestas para su uso, aunque no han ofrecido detalles concretos sobre planes inmediatos.
La situación en el Raval refleja un conflicto más amplio sobre el uso del espacio urbano y las tensiones entre las políticas municipales y las demandas sociales. La comunidad observa con atención cómo se desarrollarán los acontecimientos tras este desalojo significativo.