Lo de la estampa de la Macarena cuesta trabajo entenderlo. Lo de Cristo sí, su madre no, y si aparece ella que sea en estampa, necesitaría una explicación ante el feminismo radical que se vive por estos lares. Don Antonio, sabemos que es usted un obispo de milagros, lograr que alguien le pague una parte muy importante de la deuda de la diócesis es uno y de los gordos, en los tiempos de Francisco que vivimos. Ante la situación que está viviendo la salud del sumo pontífice, desde aquí pedimos a la ciencia médica por la salud del Papa, que se recupere y pueda seguir su labor apostólica. Por muy venturoso que sea uno, caritativo y generoso, los millones de euros no se regalan como si se tratase de la calderilla de la misa de doce del domingo, y usted lo ha logrado y sin tener que dar a conocer el nombre del buen samaritano almeriense. Los milagros y bien hacer de que goza su labor sacerdotal en el obispado, y que demuestra que es usted un buen representante de Francisco, o de Dios en Almería, los pierde ante algunas posturas que no entienden los fieles católicos, esos que no parecen tan caritativos, generosos y confiados con su forma de ser y de entender lo difícil que es ser la cabeza visible de la religión que nos enseñaron nuestros padres, en estos tiempos que vivimos en una provincia como la nuestra, y en la que cada día pierden ustedes una vocación. Y no parece que ello le preocupe demasiado a la hora de ver como pierden asistencia en las misa de doce.
¿Qué le pasa al señor obispo con La Macarena? Cuentan los hermanos de la hermandad que parece que la tiene usted tomada con ellos. Me cuesta creerlo. Tenemos en usted, señor Gómez Montero, a un obispo abierto, tolerante, y dicen que inclusivo, por lo que no es comprensible que le acusen desde La Macarena de no permitirles celebrar el año jubilar. De no dejarles en un principio sacar a su Virgen en un acto de penitencia y de enseñanza religiosa, de cambiar de opinión en un par de ocasiones, de pedirles que el año es dedicado a Cristo, no a la Virgen, para al final, decirles que saquen a los actos un cuadro representando a La Macarena.
Se han enfadado señor Obispo. Por lo escritos aparecidos en prensa, supongo que algunos pueden ser una exageración levantada contra usted por esos amigos que todos tienen, los hombres importantes como usted más, los hombres y mujeres de La Macarena almeriense están algo molestos con sus negativas. Una cuestión que plantean, y en la que pueden tener algo razón, usted nos sacará de dudas, es que, en otros pueblos y ciudades de la comunidad, sus obispos o párrocos no tienen tanto remilgos a la hora de que los titulares de las hermandades salgan a la calle en procesión a celebrar, como quería La Macarena, el año jubilar, y que no le ha permitido.
Lo que sería interesante, y al personal le gustaría saber, por su prestigio al frente del obispado, es si en alguna reunión mantenida con la alcaldesa, doña María del Mar Vázquez, le ha obligado a no permitir la procesiones que no sean las oficiales. Se sabe de las quejas de vecinos y del costo de las mismas.