Siempre hay temas jugosos sobre los que hablar. Y hoy, quiero poner sobre la mesa una realidad que me ha dejado boquiabierta: ¡los solteros están comprando más casas que las parejas! Sí, lo han leído bien. En un momento en el que los precios de la vivienda alcanzan cifras estratosféricas, parece que los corazones solitarios se están lanzando a la aventura de convertirse en propietarios.
Recuerdo cuando mi amiga Laura, una almeriense de pura cepa y con un espíritu aventurero digno de un personaje de novela, decidió dejar atrás su piso compartido en el centro y buscar su propio espacio. Después de meses buscando, encontró un coqueto apartamento con vistas al mar en Las Salinas. “¿Por qué compartir si puedo disfrutar yo sola?”, me decía mientras brindábamos con vino blanco por su nueva vida. Ahora, con el mercado inmobiliario disparado, no puedo evitar pensar en cuántos más como ella están dando ese paso.
La estadística no miente: cada vez hay más hogares unipersonales. Y no solo eso; ahora son ellos, los solteros, quienes están liderando la compra de viviendas. ¿Qué está pasando? ¿Acaso hemos llegado a un punto en el que tener pareja ya no es tan atractivo como tener una hipoteca? La verdad es que no tengo todas las respuestas, pero sí algunas ideas.
Primero, hablemos del amor propio. En nuestra sociedad actual, cada vez se valora más la independencia y la capacidad de autogestión. Ya no es necesario esperar a encontrar a "la persona adecuada" para dar el gran paso hacia la propiedad. Como dice mi abuela: “El mejor compañero de vida eres tú mismo”. Y vaya que tiene razón. En Almería, donde el sol brilla casi todo el año y las playas nos invitan a disfrutar del presente, muchos jóvenes prefieren invertir en su bienestar personal antes que en una relación romántica.
Y luego está el tema del precio de la vivienda. Aquí en Almería hemos visto cómo los precios han subido como la espuma. No sé si recordaréis aquella época hace unos años cuando podías encontrar un piso decente por menos de 100.000 euros; ahora parece una misión imposible. Pero lo curioso es que este aumento ha llevado a muchos solteros a actuar rápidamente: “Si quiero vivir aquí y disfrutar de esta ciudad maravillosa, mejor me compro algo antes de que sea aún más caro”, piensan.
Por otro lado, está el fenómeno del teletrabajo. Con tantas empresas permitiendo trabajar desde casa (o desde cualquier lugar con buena conexión Wi-Fi), muchos jóvenes han decidido asentarse donde realmente quieren vivir y no donde les obliga su trabajo. Así fue como mi primo Javier dejó Madrid para regresar a Almería y comprarse un pequeño estudio cerca del puerto; ahora puede hacer surf por las mañanas antes de conectarse al ordenador.
Aunque pueda parecer contradictorio ver a más solteros comprando casa en tiempos difíciles para acceder a la vivienda, creo que refleja una transformación social profunda. La independencia se ha convertido en una prioridad y eso está cambiando las reglas del juego inmobiliario. Así que aquí estamos, viendo cómo los corazones solitarios se convierten en propietarios felices mientras nosotros brindamos por sus nuevas aventuras.
Si ven a alguien disfrutando de un café solo en una terraza almeriense o paseando por la playa con su perro (o sin él), no olviden pensar que quizás esa persona esté construyendo su propio hogar… ¡y disfrutándolo al máximo!
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