María Jesús Montero es una de las impulsoras del éxito económico de España. Gracias a sus recetas, la economía española saca músculo en Europa y se lanza a revalidar el título de mejor economía mundial –para la OCDE y la prestigiosa The Economist ya lo fuimos en 2024-. Recientemente, hemos conocido que nuestro país ha cerrado 2024 con un déficit público del 2,8% del PIB y que ha mejorado, por quinto año consecutivo, el objetivo pactado con la Unión Europea. María Jesús Montero, como ministra de Hacienda, nos ha convertido en un país fiable y con una envidiable estabilidad económica que inspira confianza en los mercados y los inversores.
Uno de los factores clave para la reducción del déficit ha sido el dinamismo del empleo con cifras récord como los 21,8 millones de ocupados, según la EPA del cuarto trimestre de 2024. España supone el 30% de los empleos que se crearon en la UE. Además, la tasa de paro se situó en el 10,6%, su nivel más bajo en 16 años, y la temporalidad también se redujo hasta representar el 12,4%.
En el ámbito laboral, también tenemos que felicitarnos por el acuerdo de tributación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que consiste en que, en el año 2025, los trabajadores que están cobrando solo el salario mínimo no tendrán que tributar y afecta sólo a un 20% de los perceptores del SMI. Este acuerdo va a permitir al Gobierno frenar todas las proposiciones de otros grupos políticos, entre ellos el PP, para que no haya una merma en la recaudación de los ingresos públicos que financian el estado del bienestar y que el Gobierno de España sigue blindando como ha hecho desde 2018.
Está claro que las recetas de María Jesús Montero funcionan y esas mismas las queremos para Andalucía donde, al contrario, tenemos en la cocina a un equipo liderado por el chef Moreno Bonilla, que nos está dando alimentos en muy mal estado. Los servicios públicos nunca han estado tan mal en Andalucía –según los propios datos de la administración andaluza- y llevan empeorando progresivamente desde que gobierna el PP que, en lugar de reforzarlos, se permite el lujo de rechazar la quita de deuda que ofrece el Gobierno de España y que serviría, precisamente, para poder invertir con mayor solvencia en los recursos públicos. En lugar de eso, tenemos listas de espera incendiarias ya en sanidad y en dependencia. Definitivamente, hay que meterse en la cocina y cambiar al equipo.
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