El Miércoles Santo ha transformado nuevamente las calles de Almería en un escenario de pasión, fervor y devoción. Durante esta emblemática jornada, diversas cofradías han llevado a cabo sus procesiones, destacando la participación de la Hermandad Marianista del Santísimo Cristo del Mar, María Santísima de las Lágrimas, San Juan Evangelista y Santa María Magdalena en el Monte Calvario. También se unieron a la celebración la Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, así como otras hermandades significativas.
A primera hora de la tarde, antes de que comenzara su recorrido desde la Catedral de la Encarnación, la alcaldesa, María del Mar Vázquez, tuvo el honor de realizar la primera levantá del paso de Jesús Cautivo de Medinaceli perteneciente a la Hermandad del Prendimiento. Este acto simboliza un profundo respeto y conexión con las tradiciones religiosas que caracterizan a nuestra ciudad.
Un momento significativo en la Semana Santa
La alcaldesa no se detuvo ahí; posteriormente se trasladó a la iglesia parroquial de San Ildefonso para llevar a cabo la levantá de María Santísima de la Esperanza Macarena y Nuestra Señora del Santo Rosario. Este gesto resalta el compromiso del Ayuntamiento con las festividades que unen a los ciudadanos en torno a sus creencias y tradiciones.
Acompañada por concejales como Diego Cruz, Eloísa Cabrera, Lorena Nieto y Óscar Bleda, así como por el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Almería, José Rafael Soto, y otros miembros destacados, la alcaldesa siguió atentamente el paso de todas las procesiones desde una tribuna situada en la Plaza de la Catedral.
La esencia de una tradición viva
Este Miércoles Santo no solo fue un día más en el calendario; fue una reafirmación del espíritu comunitario que caracteriza a Almería. La participación activa tanto del gobierno local como de los ciudadanos demuestra cómo estas tradiciones están vivas y son parte integral de nuestra identidad cultural.
Así, cada levantá se convierte en un símbolo poderoso que une generaciones y fortalece los vínculos entre los almerienses. La Semana Santa es mucho más que una serie de eventos; es un reflejo palpable del amor por nuestras raíces y creencias.