Hubo un tiempo, no tan lejano, en que España contenía la respiración esperando los augurios del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sus encuestas, ya fueran sobre la intención de voto o el sentir popular ante cualquier asunto, eran maná para los medios. Se tenía en tan alta consideración sus resultados que nunca han preguntado si preferimos monarquía o república... por si acaso.
Aquellas encuestas abrían informativos, nutrían tertulias interminables y, en ocasiones, hasta dictaban portadas. Eran informes serios, rigurosos, densos. Pero entonces, como un giro inesperado en una trama, llegó José Félix Tezanos a la dirección, de la mano del presidente Pedro Sánchez, y el CIS emprendió un viaje fascinante hacia... bueno, hacia otro lugar.
El CIS actual se ha convertido en una fuente inagotable de material cómico. Ha trascendido su función original para erigirse, con una eficacia que ya querrían muchos institutos demoscópicos serios, en un auténtico generador de memes. La indignación inicial que provocaban sus "cocinas" y resultados sorprendentemente alineados con los intereses de Moncloa ha mutado. Ya ni nos alegran ni nos indignan; ahora nos encogemos de hombros y compartimos por WhatsApp el último chiste que protagoniza.
Hemos pasado de cuestionar la metodología a celebrar la creatividad popular que inspiran sus barómetros. ¿Quién necesita un análisis sociológico profundo cuando tienes memes como el que sugiere que, según el CIS, Pedro Sánchez es el candidato mejor posicionado para suceder al Papa Francisco? Ese es el último que me ha llegado, pero antes fue que "según el CIS, los españoles creen que Sánchez es mejor que Nadal en tierra batida", y que "según el CIS, Pedro Sánchez ganará las elecciones en EEUU"... Eso sí que es visión de futuro y análisis transversal. La realidad, al parecer, es demasiado restrictiva para el talento demoscópico de Tezanos.
Por supuesto, hay quien intenta tomarse esto en serio. Existe incluso una comisión de investigación en el Congreso (de la que, curiosamente, se habla muy poco) que analiza si esta deriva constituye una suerte de "malversación de la opinión pública". La idea, revolucionaria donde las haya, es que tal vez, solo tal vez, el objetivo ya no sea reflejar lo que piensa la gente, sino indicar lo que debería pensar. Una especie de servicio público de orientación ideológica, financiado por todos nosotros.
Pero mientras sesudos diputados debaten en salas poco concurridas, la calle, ese termómetro infalible, ya ha dictado sentencia. Y la sentencia es la carcajada. Ahí tenemos a la revista satírica El Jueves, con su brillante titular: "Según el CIS, el PSOE obtendría 250 escaños en España, 140 en Portugal, 85 en Narnia y 25 en las Gaunas". Precisión geográfica y política al servicio del humor. O los tuiteros anónimos y no tan anónimos: "El CIS Tezanos anuncia que el PSOE logrará 645 diputados y que habrá que construir otro edificio para meterlos a todos". Parece lógico. O aquel que vaticina que Sánchez, además de arrasar en las urnas (según el CIS, claro), "podría ganar el anillo de la NBA y Masterchef Celebrity". ¡Un hombre del Renacimiento!
Incluso comentarios cargados de ironía fina circulan como la pólvora: "Solo porque Tezanos sea del PSOE y hace pocos días pidiese el voto para el PSOE, ya hay gente diciendo que Tezanos utiliza el CIS para manipular a favor del PSOE". ¡Qué desconfiada es la gente! ¿Acaso no puede un director de un organismo público tener sus preferencias y, casualmente, verlas reflejadas en sus estudios?
Periodistas como Rubén Amón ("Pedro Sánchez saldrá hoy al balcón de Ferraz para celebrar la encuesta de Tezanos"), Antonio Naranjo ("Sánchez está tan cerca de los 150 diputados como yo de fichar por los Lakers de pívot") o Marina Lobo ("El CIS es esa amiga que te ve que te vas a pegar la hostia y no te avisa") se suman a este coro tragicómico. Hasta figuras políticas como Rosa Díez aportan su granito de arena tuitero, sugiriendo trasladar el festival de cine fantástico a Moncloa con Tezanos como director. Todo encaja.
Y cómo olvidar esos mapas maravillosos que "reflejan" una supuesta encuesta del CISm donde el mundo entero aparece pintado de rojo PSOE, salvo Venezuela, que curiosamente se tiñe de morado Podemos. Una cartografía audaz, sin duda.
Lo cierto es que, si se fijan, las encuestas del CIS ya no ocupan el espacio informativo de antaño. Han sido desplazadas, quizás a su lugar natural en esta nueva etapa: las páginas de humor, los retuits jocosos, los grupos de amigos. Es una lástima, porque conocer las inquietudes, necesidades y opiniones reales de la ciudadanía es fundamental para una democracia sana. Pero oye, mientras esperamos que alguien recupere la brújula perdida de la sociología rigurosa, al menos tenemos garantizadas unas buenas risas a cuenta del erario público. Un servicio impagable, en cierto modo. Tezanos, sin pretenderlo (o sí, quién sabe), ha logrado algo insólito: convertir la demoscopia en un espectáculo.