No todas las capitales de provincia tienen la suerte de estar a orilla del mar. Casi 16 kilómetros de playas, desde Cabo de Gata hasta Las Olas, San Telmo o La Garrofa, pasando por Costacabana, Retamar o El Toyo, por citar algunas de las más de quince playas con que cuenta el municipio, bañan nuestro litoral, unas enclavadas en pleno centro de la ciudad y dotadas con todos los servicios y otras en lugares aislados, ideales para los que buscan tranquilidad. Y si hablamos de playas, tenemos que hablar irremediablemente de arena. Desde hace mucho tiempo, Costacabana y El Toyo traen ‘de cabeza’ a sus vecinos y responsables públicos por el vaivén de sus playas. Los temporales y las corrientes se tragan la arena y acaban con enclaves fundamentales para una ciudad que aspira a convertirse en un referente turístico del Mediterráneo. El Toyo, por ejemplo, es la urbanización turístico-residencial más importante de la capital. A esta joya de la ciudad, que dispone de campo de golf, Paseo Marítimo, Palacio de Congresos, infraestructuras hoteleras y numerosas zonas verdes y múltiples servicios no puede faltarle la playa. Su desaparición pone en peligro los negocios de la zona y, por tanto, en empleo, pero también el ocio, la belleza del entorno y su conservación medioambiental. Acabar con este problema histórico no es fácil y reponer constantemente la arena no parecía la solución más eficiente. En ese intento por buscar un remedio definitivo que satisficiera plenamente a vecinos y hosteleros, nuestro alcalde, Luis Rogelio, acompañado por la presidenta de la Asociación de Vecinos ‘Bahía’ de Costacabana, María del Carmen Montes, viajó hace dos años a Madrid para lanzar un ‘SOS’ al Ministerio de Medio Ambiente y se vino con el compromiso del director general de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, Pablo Saavedra, de “encontrar una solución definitiva”. Dicho y hecho. Esta semana que acaba de concluir, la delegada del Gobierno, Carmen Crespo, y el propio alcalde han presentado las alternativas para solucionar los problemas de erosión que tienen ambas playas. Ya solo falta elegir la más apropiada y ponerse manos a la obra. Gracias a la iniciativa vecinal y a la disposición del Ayuntamiento a escuchar y atender sus problemas tenemos ahora un proyecto firme, una solución y una fecha para disfrutar plenamente de ambas playas: verano de 2016.