Pedro de Tena Alfonso | Lunes 20 de abril de 2015
Estuve contemplando las increibles secuencias de la peli parlamentaria "El golpetazo en la mesa jamás contado" y me fijé muy especialmente en Podemos y Ciudadanos y en sus respectivas bancadas. Lo que ocurrió ayer no fue una pelea por las sillas del bipartidismo decadente, como lo calificó la cada vez más asombrosa por superficial y obtusa Teresa Rodríguez. Habrá que oírla cuando a Podemos le quiten si quiera un cojín. Su explicación es la que conviene al régimen que se dé. Dado que es una bronca del perverso bipartidismo, Podemos no interviene. Eso es precisamente lo que le hace falta a Susana Díaz para mandar en toda la legislatura y en todas partes. De hecho, a pesar de que podría haberse articulado una estrategia de todos los que quieren un cambio para Andalucía para arrebatar, al menos, la presidencia del Parlamento al PSOE, Podemos se ha negado para "no contaminarse" del olor del PP, al parecer muchísimo más horrible, en España y en Andalucía, que el del PSOE. Nadie ha escuchado a Iglesias pedir la dimisión de Susana Díaz, Pedro Sánchez y demás cohorte.
Esto es: estamos en el Tinell, en el frente anti PP, en el todo está permitido contra el PP. Es el sucedáneo de "frentepopulismo" impulsado por las izquierdas en este país, que cabalga de nuevo en cuanto ha aflorado la debilidad de un PP que ha perdido importantes banderas que nunca debió perder: la de España, la de la coherencia intelectual y moral, la de la honestidad de la política y la de la libertad de los ciudadanos ante la dimensión casi satánica del Estado. Ya sabemos que Podemos, pase lo que pase, surja la mierda que surja de las cloacas socialistas, nunca aceptará como prioridad el acabar con un régimen infecto e ineficaz. Aspiran al mismo régimen, pero mandando ellos y tal vez mandando muchísimo más.
Pero, ¿y Ciudadanos? ¿Vale la explicación a posteriori de un líder andaluz, Juan Marín, diciendo con la boca pequeña que en realidad el PP tenía razones de peso para actuar como actuó? No, no vale porque después diluyó el punto central de su argumento en un galimatías sobre el diálogo y llegó a decir que la Mesa que había es la que había que haber, a pesar de lo ocurrido. Si este es el cambio que propugna Ciudadanos para Andalucía, aviados vamos y arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
El señor Marín parece no haberse leído el reglamento, porque una Mesa compuesta por dos, no tres, miembros del PSOE, con la presidencia incluida, dos del PP, y uno por cada uno del resto de los grupos minoritarios también podría ser válida. Incluso una Mesa en la que el presidente no hubiera sido socialista. Es más, si se leyera el análisis de nuestro amigo Luis Escribano de hoy mismo en estas páginas, sabría que IU podría haber estado presente en la Mesa sin necesidad de disponer de un puesto en ella. Lo ocurrido se llama pasteleo con el resultado final del beneficio del PSOE y del régimen.
Qué distinto espectáculo hubiera sido el de ayer, con un presidente por edad vergonzoso en forma y fondo y un presidente electo con graves manchas en su expediente, si el PP andaluz se hubiera levantado de sus asientos y hubiera abandonado la sesión seguido, al menos, de Ciudadanos. Lo de ayer fue todo menos un acto de dignidad democrática.
De lo de IU no quiero hablar porque me da fatiga. Y hablar del PP me da cada vez más pena.
¿Pardillos en manos de los zorros del régimen o astutas raposas aprendices de hazañas más vergonzosas? El tiempo lo dirá, pero uno ya intuye cuál es el color del futuro.
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