Juan Megino | Domingo 23 de agosto de 2015
Hace tan sólo 3 años eran varios los países europeos que atravesaban graves crisis económicas que precisaron de medidas extraordinarias para garantizar cierto futuro de bienestar. De estos países, unos fueron rescatados con dinero europeo tras la imposición de duras condiciones, de obligado cumplimiento, asumidas con no pocas reticencias por parte de la ciudadanía, de Portugal, Irlanda, Chipre o Grecia, mientras que otros, como España, supieron enderezar a tiempo el rumbo, evitando el rescate, no sin importantes drásticas medidas económicas, que han exigido sacrificios a los españoles y han obligado al Gobierno del PP a incumplimientos electorales, lo que ha permitido empezar a ver el futuro con algo más de optimismo. El evitar el rescate se ha convertido en el mayor éxito del Sr. Rajoy, como señalan casi todos los indicadores económicos.
Ejemplo negativo lo ha constituido el caso de Grecia. Recientemente, y no sin enormes dificultades, la Comunidad Europea le ha concedido ¡¡ el tercer rescate!! lo que supone una inyección de unos 86.000 millones de Euros, sufragados por los países europeos más potentes, entre ellos España, con una aportación superior a los 12.000 millones, dinero prestado en unas condiciones muy ventajosas, en cuanto a bajísimo interés y amplio periodo de amortización, de más de 80 años, para su devolución, que asegura, casi con absoluta certeza que los griegos no lo van a devolver.
A esta situación se ha llegado con el gobierno populista de Tsipras, conseguido tras unas promesas electorales absolutamente demagógicas, de imposible cumplimiento, como se ha demostrado, pero que en su momento le ayudó a ganar las elecciones.
En España, el PP ha comenzado a denunciar algo que, para cualquier espectador interesado, deja pocas dudas. El PP avisa de que si, tras las próximas elecciones generales, el PSOE, para llegar al Gobierno de España, necesitara la aportación de Podemos, tercer Partido en intención de voto y apoyo desde nuestro país a Tsipras, no dudará ni un sólo momento en negociarlo, con la aportación adicional, si fuese necesario, de Partidos radicales o nacionalistas que también obtendrán escaños.
Es verdad que en Democracia los pactos constituyen la esencia misma del sistema, cuando no existen mayorías, sin embargo, el pacto del PSOE con Podemos, y algún otro añadido, nos anticipan años de inestabilidad económica, que ejemplos como el griego o el gobierno del Sr. Zapatero, no serían deseables, teniendo en cuenta, además, los antecedentes de unos y otros y la facilidad con la que han pactado en Autonomías y Ayuntamientos que, hasta ahora, no han producido ningún fruto razonable.
Habrá quién acuse al PP de la apelación al miedo en los electores por lo que pueda venir. Otros pensamos que llamar la atención a los ciudadanos sobre los cantos de sirena de los populismos y del PSOE, muchos de ellos de imposible cumplimiento, son un ejemplo de responsabilidad. En cualquiera de los casos, veremos que sucede ahora en Grecia con unas elecciones anticipadas, fruto de esa inestabilidad, y de resultados inciertos.
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