Opinión

España ¿ingobernable?

Juan Megino | Lunes 04 de enero de 2016
Los españoles, con nuestros votos del pasado día 20, hemos decidido, al menos provisionalmente, acabar con el bipartidismo, más ó menos perfecto, que ha venido dirigiendo políticamente nuestro país, desde la llegada de la democracia, con la aprobación de la Constitución del consenso de 1978, que tantos beneficios ha reportado.
La complejidad de la situación creada, sin un Partido claramente hegemónico y con escasa voluntad de consensos por parte de los Partidos con menor cantidad de votos para llegar a coaliciones de Gobierno ó para favorecer la investidura de un Presidente, ha colocado a España en una difícil encrucijada, con soluciones difícilmente encajables, que contenten a la inmensa mayoría de españoles, muchos de los cuales, deseando castigar en las urnas al Partido responsable de tomar decisiones no demasiado populares durante los últimos 4 años, esperarían un resultado menos endiablado y, estoy seguro, de que desearían ver constituido cuanto antes, un Gobierno con la necesaria estabilidad, sin perder ni un solo segundo, para seguir trabajando por los intereses generales.
Tenemos por delante, semanas, quizás meses ó, seguramente, una repetición de las elecciones anticipadamente para alcanzar la estabilidad deseada. Tras los primeros escarceos en las consultas realizadas por el Partido al que, según la más ortodoxa posición democrática, le corresponde iniciarlas, el PP, se ha puesto de manifiesto una posición demasiado intransigente e inmovilísta del segundo Partido en votos y escaños, el PSOE, posición que se antoja absolutamente necesaria para esa estabilidad, desde la generosidad, el sentido de Estado y ¿por qué no? desde la responsabilidad, para llegar al necesario acuerdo que tranquilice a la gran mayoría del pueblo español, dado que entre ambos Partidos, PP y PSOE, suman 213 diputados, que significarian un respaldo lo suficientemente cómodo para realizar, con las necesarias concesiones por parte de uno y de otros, los cambios que la sociedad española demanda como imprescindibles para continuar por la senda del bienestar emprendida y que garantice la soberanía y la unidad puesta en riesgo por algunos de los grupos emergentes.
Sinceramente, no creo que los españoles seamos ingobernables, quizás complicados y olvidadizos, ó quizás lo sea una sociedad cada vez más plural y diversa.
La lectura de lo sucedido deberían hacerla los grandes Partidos para que, desde una catarsis profunda sobre lo sucedido en los últimos procesos electorales, reconduzcan sus actuaciones en el pasado reciente y actuen en consecuencia. Si los egos, los protagonismos, los partidismos ó las ansias de poder impiden alcanzar los acuerdos necesarios, seguro que los ciudadanos tomaremos buena nota de lo aportado por unos y por otros, ante lo que parece, en caso contrario, inevitable: Unas elecciones anticipadas dentro de 3 ó 4 meses.
La situación de Cataluña es aún peor, por la actuación enloquecida de un político más que amortizado, como el Sr. Mas. Estar en manos de un iluminado y de un grupo antisistema solo puede tener como consecuencia llevar a la ruina a una Comunidad y, por ende, a España.

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