El Ayuntamiento de Almería, junto con los hosteleros de Ashal, están impulsado que nuestras tapas sean declaradas de Interés Turístico Andaluz, lo que sin duda sería un mérito más que aportar en la candidatura a convertir la ciudad en Capital Gastronómica de España en 2019.
Pero como de los aperitivos solo puedo hablar como habitual consumidor, un poco harto –eso sí- de tocinetas y pancetas, de morcillas y chorizos, echo en falta algo más de imaginación, y espero que este objetivo común sea un revulsivo modernizador. Por eso me he fijado en el nombre de la distinción turística a la que aspira la capital. Y es que tiene su historia.
Sí, es una historia política… se parece un poco a aquello que decía algún dirigente de Izquierda Unida en privado tras su paso por el Gobierno andaluz como socio del PSOE-A, de que “entramos para hacer la revolución, y al final hemos hecho un carril bici”. De esta historia también tendría que aprender algo Ciudadanos, que ya se anda repartiendo las consejerías que le sobren a Susana Díaz, aquella que firmó la creación de un banco público andaluz para satisfacer a IU, y luego les soltó en su cara –cuando ya no los necesitaba porque tenía a los naranjas- que nunca creyó en eso ni tuvo intención de hacerlo… y no se hizo.
Quienes también vivieron esos desplantes tan “pesoe” fueron los del Partido Andalucista, y esta distinción que piden el Ayuntamiento y los hosteleros es un ejemplo palmario de como los socialistas utilizan el BOJA para borrar el pasado.
El 20 de mayo de 1997, el andalucista José Núñez, en su calidad de consejero de Turismo y Deportes del Gobierno andaluz, firma la Orden que permite la creación de la distinción de “Interés Turístico Nacional de Andalucía”.
Posteriormente, el 27 de enero de 2004, otro andalucista, Antonio Ortega, ocupa el mismo cargo y elabora el Reglamento correspondiente para la declaración de Interés Turístico de Andalucía, y en él se establecen las siguientes categorías: la “local de Andalucía” para aquellas cuyo “atractivo turístico no exceda el ámbito geográfico de un municipio, por estar vinculado especialmente a una fiesta, acontecimiento o itinerario de índole local”, las de ámbito “supramunicipal” destinado a aquellas cuya repercusión y atractivo turístico se extiende a un ámbito territorial perteneciente a dos o más municipios y no alcanzando la totalidad del territorio andaluz, y las de “Interés Turístico Nacional de Andalucía, cuando la repercusión socio-económica, su trascendencia como atractivo turístico, así como los valores propios que representa se extienden a toda la geografía andaluza.”
Dicho de otro modo, que si la fiesta, evento, o manifestación cultural tiene interés en toda Andalucía, es “de interés nacional”. Hay que recordar en este punto que el Estado ya tiene sus propias declaraciones sobre este tema.
Tras la salida de los andalucistas del Gobierno socialista, las aguas vuelven a su cauce, y ni carril-bici, ni banco público, ni nada, que ahí llega el melillense Paulino Plata y lo primero que hace derogar la Orden de Núñez y el Reglamento de Ortega, para crear su propio Reglamento. Básicamente lo que hace es eliminar la distinción territorial, la de local, supramunicipal y nacional, para dejarlas todas en “interés turístico andaluz” sin más.
Es evidente que eso dificulta a los municipios más pequeños el acceso a esta distinción, ya que solo si tienen “interés” en “toda” Andalucía podrían lograr la distinción, mientras que con el Reglamento de los andalucistas, todo era más sencillo gracias a tres niveles, lo que además impelía a los pueblos a mejorar para superar su ámbito inicial.
Es evidente que de lo que se trataba era de eliminar la palabra “nacional” unida a Andalucía. Se trataba de que no fuera “nacional andaluz” sino sencillamente “andaluz”.
Así escribe el PSOE-A la historia de Andalucía, ni rastro de lo que hubo antes que ellos.