Apenas unos días después de ser aprobada la moción de censura contra Mariano Rajoy, que el PSOE activó, nacida de la propia Constitución, como mecanismo lógico de exigencia de responsabilidades políticas al partido más corrupto de la historia de nuestro país, la sociedad española respira de nuevo esperanza. Frente al discurso del miedo y el odio que practica el PP, el PSOE habla de consenso y diálogo para alcanzar acuerdos, y ya lo está demostrando.
Siempre que ha gobernado este país un presidente socialista, las necesidades de las personas han pasado al primer punto de la agenda política del Gobierno de España. No es casualidad que el nuevo presidente del Gobierno haya asumido un presupuesto que no le pertenece, pues ante todo, está la responsabilidad de dar estabilidad a un país y encontrar lugares de acuerdo que allanen el camino para que se atiendan las verdaderas necesidades de la sociedad.
También los nombramientos que se están produciendo al frente de las distintas carteras ministeriales dibujan una estrategia clara para formar un Gobierno solvente y capaz de resolver los problemas de la gente. Como afirmó Pedro Sánchez en su intervención ante el Congreso, es preciso afrontar urgencias que no admiten la más mínima demora y hacerlo con medidas concretas. La primera de ellas ya la conocemos: la Presidencia del Gobierno albergará un Comisionado contra la Pobreza Infantil, que dependerá de forma directa de él, tal y como ha anunciado el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Las familias están esperanzadas en este nuevo tiempo que comienza porque el Gobierno va a afrontar urgencias sociales que no admiten ya más espera, como la puesta en marcha de un Pacto de Rentas, que vienen reivindicando los sindicatos y que los socialistas estamos apoyando, con el que dignificar los salarios de los trabajadores y trabajadoras. El austericidio al que ha sometido el PP a la sociedad española se traduce en indicadores económicos de un patrón preocupante: las rentas del trabajo continúan bajando, los trabajadores siguen presos de una insoportable tasa de temporalidad y la desigualdad se abre paso. Rajoy pasará a la historia de este país como el creador de una nueva clase social, la del trabajador pobre, del autónomo atrapado en la precariedad, del pequeño empresario asfixiado por los impuestos o del joven que no sueña en emanciparse porque no puede ni comprar una vivienda ni alquilarla.
También ha llegado el momento de abordar, con medidas legislativas, la desigualdad salarial entre mujeres y hombres, impulsando la Ley de Igualdad Salarial; de aprobar una Ley que asegure la igualdad de género en el empleo. Y, sobre todo, es tiempo de comenzar a aplicar las medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género: las presupuestarias, las legislativas y las gubernamentales.
Además, el PSOE lleva en su hoja de ruta robustecer el Estado del Bienestar para combatir la pobreza, como eje central de su programa de estabilidad social, y resituar el Pacto de Toledo en el lugar que le corresponde, tras los envites propinados por el Gobierno del PP en la pasada legislatura. Los pensionistas, con sus movilizaciones, han recordado a toda la sociedad la necesidad de reforzar nuestro sistema nacional de pensiones.
Es el momento, también, de volver a aportar a las comunidades autónomas los recursos que el PP frenó y que en Andalucía se compensaron con la apuesta de la Junta para no recortar en servicios.
Y, por último, es el momento de continuar trabajando por la senda que nos marcó otro presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, en materia de dependencia, y hacer frente a la dramática herencia que nos deja el PP, de 300.000 personas que tienen derecho a estas prestaciones y que no reciben ninguna ayuda ni servicio. Es urgente un Plan que aborde esta dramática situación, que reduzca las listas de espera y que cumpla con la ley, especialmente con la financiación porque son las comunidades autónomas, casualmente las presididas por gobiernos socialistas, como Andalucía, con Susana Díaz al frente, las que están soportando sobre sus presupuestos el mantenimiento del Sistema Nacional de Dependencia.
En definitiva, es el momento de la esperanza para millones de personas en España que miran con ilusión esta nueva puerta que se ha abierto para avanzar hacia un país centrado en las soluciones de los graves problemas que nos deja la derecha y hacerlo con la firmeza que nos proporcionan los mecanismos legislativos de nuestro Estado de Derecho, que, a la luz de los últimos acontecimientos, se muestra más saludable que nunca.