Si nos creemos al socialista que dirige el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Felix Tezanos, su novedosa técnica demoscópica es la no aplicación de técnicas demoscópicas, es decir, publicar los datos tal cual los aportan los encuestadores. Eso carece del más mínimo rigor científico, pero aceptemos la premisa… y a ver qué encontramos.
Partamos de que la muestra de trabajo la componen un 34% de votantes socialistas, frente a un 16% de votantes del PP, y casi un 7% de Ciudadanos y de Podemos, lo que a todas luces no se ajusta a la realidad sociopolítica andaluza si lo comparamos con los resultados electorales de las últimas convocatorias cualesquiera que hayan sido, pero partamos de ahí.
Aun así, el 58% de los encuestados dice que Andalucía necesita un cambio de gobierno y solo el 25% responde que no es necesario, y eso que la muestra la componen un 34% de votantes socialistas.
Solo el 5% de los encuestados afirma que la situación económica andaluza es “buena o muy buena”, y un 55% “mala o muy mala”, y la situación política es percibida como “buena o muy buena” por el 8%, y más del 30% opina que Andalucía está “peor” que hace cuatro años, y eso, que la universo de la encuesta lo forman en un 34% votantes socialistas.
Pero vamos a otro dato, el 11% de los preguntados dice que la gestión del PSOE ha sido “buena o muy buena”, y la de Susana Díaz en concreto la ven así el 11%. Y de nuevo hay que recordar que el 34% de quienes responden son esta formación política.
Todo esto debería llamar a la reflexión de todos los actores políticos, porque no es normal que un partido al que se considera tan mal gobernante que hasta los suyos lo reconocen, siga siendo considerado por un 25% como el más capacitado para hacerlo, y solo un 10% crea que el PP lo haría mejor. Esto solo puede significar una cosa, y es que el PSOE sigue ganando elecciones sencillamente porque no se percibe una alternativa, y eso es un dato objetivo que demuestran las elecciones, en las que los socialistas llevan 16 años perdiendo votos sistemáticamente, pero no el poder, hasta el punto de que a pesar del sesgo de la muestra de esta encuesta, Susana Díaz volvería a bajar de 47 a 45 escaños, y eso que ella mantuvo el mínimo histórico de José Antonio Griñán, pero en su caso, con menos votos.
Es decir, los andaluces lo tienen claro sean del partido que sean: hartos de 40 años del PSOE, pero… la abstención o el voto a formaciones minoritarias permite que en el reparto de escaños ellos vayan salvando el Gobierno, solos o en compañía de otros.
Y es que tal vez hayamos cometido un error de interpretación en Andalucía sobre el origen del voto de Ciudadanos. Si bien se ha venido sosteniendo que eran desencantados del PP, solo que su origen sea socialista puede explicar que tras sostener a Susana Díaz tres años más en el Gobierno –cuando el 58% de los andaluces quiere un cambio- puede explicar que se apunte a una mejora de resultados.
De hecho, a la pregunta de a quién votaría el 2D en primer lugar, más del 22% dice que al PSOE, y luego hay un triple empate técnico entre los otros tres partidos, pero cuando el encuestador dice que si no pudiera votar a esa primera opción, a quién lo haría, Ciudadanos llega casi al 14%, mientras PSOE y Adelante Andalucía rondan el 8% y el PP se coloca en un poco por encima del 9%.
Eso refleja que mientras el PP, lo que perdería por un lado lo ganaría por otro, es el voto socialista el que acabaría en Ciudadanos.
Si atendemos a la ubicación que se hace de cada partido en el espectro ideológico, siendo el 1 la izquierda extrema y el 10 la ultraderecha, el PP es ubicado por el 50% en el 8, 9 y el 10... parece que ahí tienen un serio problema, porque cuando la pregunta al encuestado es dónde se coloca él mismo, el 37% lo hace en el centro izquierda (aunque hay que recordar el sesgo de la muestra), y quizá esto incida de nuevo en los resultados electorales de Ciudadanos, a quienes se considera los más centrados.
El problema en Andalucía es la falta de una alternativa real, creíble y consolidada, que en su momento Javier Arenas estuvo a punto de lograr, pero se pue a Madrid de ministro, y quiso mantener el virreinato interino aquí dando tumbos, y luego, cuando volvió todo era mucho más complicado, y aun así ganó una elecciones. Lo lamentable para el PP es que su fuga a Madrid de nuevo volviera a regalarle otros cuatro años al PSOE y dejar que Ciudadanos se abrirá hueco. Pero aún es peor que nadie en el PP entre a analizar qué estrategia siguió Arenas más ganar a los socialistas.