Es innegable que hay algo de mágico y atemporal en la belleza que transmite el género lírico español por excelencia, la zarzuela. Así se pudo disfrutar anoche en el Auditorio Municipal Maestro Padilla con ‘Doña Francisquita’, una obra que, además, reúne numerosos elementos de la música y las letras castellanas, ya que cuenta con música del maestro Amadeo Vives, se desarrolla con libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw, basada en la comedia ‘La discreta enamorada’ de Félix Lope de Vega. Una cita enmarcada dentro de la programación de Navidad puesta en marcha por el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería y que volvió a cosechar una excelente entrada.
Con un reparto de auténtica solvencia y calidad, encabezado por Guadalupe Durán (Doña Francisquita), Gonzalo Terán (Fernando), Rosa Ruiz (Aurora), Amelia Font (Francisca), Juan Carlos Barona (Cardona), Miguel Guardiola (Don Matías), Pablo Prados (Lorenzo Pérez), Aida Sánchez (Irene) y Guillermo Díaz (Juan Andrés), la compañía del Teatro Lírico Andaluz se arropó de coro y orquesta, además de un excelente vestuario, una de las claves para sumergir al público en la historia que desarrolla. Un cuidado trabajo que permite a los actores brillar en sus personajes, con una calidad vocal considerable, como ejemplo la demostrada por Guadalupe Durán en la parte final del primero de los tres actos.
El principal atractivo de ‘Doña Francisquita’ reside, además de en su divertido enredo de amores entre los distintos personajes, en las tres ambientaciones temporales de la obra, lo que permite, precisamente, lucir tres vestuarios de época. Emblemática, castiza y popular Madrid se presenta en tiempos de la monarquía absolutista del texto original, la época romántico-burguesa, ávida de abrirse, a la que los libretistas de Vives trasladan la acción, y la época misma de los autores y de su público contemporáneo, pocos años después de la Primera Guerra Mundial, en los que la burguesía nacional languidecía con metas imprecisas.
Fue en octubre cuando se cumplieron 95 años del estreno de la obra en el Teatro Apolo de Madrid. El público almeriense, así, revivió los pasajes míticos de la representación, como el pasacalle de los estudiantes, la canción del ruiseñor, la mazurca y fin de acto segundo o el ‘Canto Alegre de la Juventud’ con la que se por concluida la historia, después de que Don Matías recapacite y rompa su compromiso con Doña Francisquita, aceptando la unión con su hijo Fernando.