¿Significa Almería “costa de la sal”?

Así lo sostiene un investigador de la historia del lenguaje que ha analizado la etimología del nombre de la provincia





Enrique Cabrejas Iñesta es investigador de la Historia del Lenguaje, y en esa tarea anda ocupado buscando el origen más remoto de algunas palabras, y entre ellas ha prestado especial atención al nombre de nuestra provincia, alcanzando unas conclusiones sorprendentes consultadas por Noticias de Almería.

Para Cabrejas, según un trabajo suyo de hace ahora dos años, el origen de la palabra Almería es un acrónimo íbero que significaría en castellano “costa de la sal”. Él mismo reconoce que puede dejar “atónitos” a los lectores pero recuerda que “no hay consenso” sobre la etimología del nombre de nuestra provincia, “es facil comprenderlo convencido de que cualquiera que sepa leer griego antiguo podrá reconocer las raíces que integran el nombre; pues AL ・ MER ・ IA se trata de un acrónimo o un nombre compuesto iberico-helenico, que define aquello tan peculiar de la zona y por lo que es conocida”.

A lo largo de una decena de páginas en las que explica su trabajo y abunda también en la etimología de Andalucía, detalla que “Almería toma el nombre como resultado de su abundante sal”. Y para explicarlo, dice que “Si, tan fácil de ver como eso y en este caso la que proporciona lo que hoy sería la barriada de Cabo de Gata y la cordillera montañosa que aboca en el mar con el faro de Cabo de Gata y otras salinas del área almeriense y granadino. Estas ocupan una extension de terrenos inundables aprovechando el desnivel que tienen con el mar y a traves de numerosos canalillos que desembocan en el salar aportando también agua de lluvia.”

Añade el autor que esos canalillos “se encuentran paralelos a la línea de costa, y es que el vocablo se debe y tiene origen en la playa de las Salinas, porque aunque se tenga en la actualidad por mas cierto, no derivaría del fenicio ni tampoco del árabe.”

Concluye que “Es el hecho de la explotación salinera que se remonta al periodo ibérico dado que el nombre lo dieron ellos, por otro lado incluso, existen evidencias arqueológicas de que en periodo posterior los romanos ya tenían una considerable industria de la salazón a pleno rendimiento.”

En su estudio continúa diciendo que “Y es que en iberico AL- significaba (SAL), y que adjunto a -MER- que significaba (COSTA) y con la desinencia -IA que significaba (DE) dan como resultado una ALMERIA que significaba COSTA DE LA SAL”.

Recuerda el autor, que muchas ciudades fueron fundadas por los íberos,y que los romanos latinizaron muchos de esos nombres, y que en el caso concreto de Almería, debió tener mucha importancia ya que los soldados cobraban en sal, abundante en esta costa.

Detalla que “El Golfo de Almería fue un destacado centro de salineras y las condiciones óptimas de la costa almeriense lo convirtieron en un importante núcleo industrial, comercial y económico. Asi pues, el Reino de Granada en su época nazari heredo esas extraordinarias ventajas y que comprendía las provincias Almería y de Granada y prosiguió con las iniciales factorías ibéricas, antes de los moriscos lo hicieron también fenicios, cartagineses y romanos todos estuvieron interesados en la fabricación de salazones y la explotación salinera de la zona”.

Cabrejas ha creado una metodología científica denominada La Teoría de los Acrónimos Ibéricos, que en su opinión “Es clave para entender nuestro idioma, el actual incluso, y su aplicación me permite explicar todo aquello que nadie hizo jamás; como se debiera, entiéndase”. Básicamente considera que muchas de las expresiones actuales no son más que acrónimos de palabras íberas, que con el paso del tiempo han acabado convirtiéndose ellas mismas en palabras independientes.

Acertadas o no las investigaciones de Cabrejas,éstas oportan una novedosa visión de Almería, cuya etimología se ha venido atribuyendo al árabe andalusí como “atalaya” o “espejo del mar”, también como “velo”, e incluso la peregrina opinión de la Iglesia de vincular el nombre a la Virgen María.