Opinión

JASP en la Diputación

Rafael M. Martos | Domingo 13 de enero de 2019




En el pleno en que se oficializó el relevo en la presidencia de la Diputación de Almería, desde la oposición se advirtió a Javier A. García de que no pretendiera arrogarse ser algo nuevo, cuando en realidad era más de lo mismo, pero claro, cuando él toma la palabra, lo primero que hace es, precisamente, reivindicar su trayectoria y aprendizaje de Gabriel Amat, por lo que tal crítica dejaba de ser entendida como algo negativo y avalaba lo que él mismo sostenía.

Javier A. García asume la presidencia de la Diputación, y es ejemplo de ese acrónimo que durante un tiempo se puso de moda, un JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparado) ¿lo recuerdan?

Formó parte de una hornada de jóvenes promesas del Partido Popular en Almería, chavales que pronto encontraron acomodo en la actividad institucional, pero no todos siguieron los mismos derroteros, y el único de aquellos que solo ha estado vinculado a la actividad municipal y provincial es el, y además es quien ha llegado a un cargo más alto dentro de la formación política gracias a Amat, que le nombró secretario general provincial.

Por tanto, es un político con experiencia amplia y profunda, pero –y esto es fundamental- pegada al territorio y a sus gentes. Conoce a cada concejal, a cada alcalde, y me atrevería a decir que casi a cada militante, en toda la provincia de Almería. Pero con ser eso importante, hay algo que lo es mucho más, y es que ha tenido la oportunidad de empaparse de la realidad que se vive en cada uno de los 103 municipios, dónde falta agua, dónde una rotonda, dónde es más duro el desempleo… y eso es un aval imprescindible para llevar a cabo una gestión eficaz.

Y luego hay otros datos no menos relevantes, como el cambio que ha supuesto el tema turístico en la provincia –no vamos a repetir los datos- , el negocio cinematográfico, y ahí el salto de los cortos a FICAL, o el impulso a las empresas de gastronomía gourmet, pero citar solo algunas cuestiones que han venido dependiendo directamente de él.

A título personal, confieso que me gusta escucharle en los plenos –ahora como presidente su participación se reducirá- porque se los prepara muy bien, siempre tiene los datos sobre la mesa, y no solo para echarle en cara a la oposición sus propias contradicciones, o dejar en evidencia que sus quejas son infundadas, sino para dar contestación a acusaciones fruto del fragor del debate. Y siempre sin malas palabras, sin insultos.

También ha sido artífice de las victorias sucesivas del Partido Popular desde que Amat llegó a la presidencia, ha sido él quien ha coordinado esos éxitos que, unas veces han sido más sonados y otras menos, pero que están ahí, manteniéndose como el favorido en el voto almeriense.

Sin vida privada, Javier A. García, es un gran trabajador, sin horas libres, sin tiempo personal. Y ese es quizá su pequeño-gran defecto, porque hay que cuidar las relaciones humanas, hay que saber encontrar un momento para respirar, para hablar de otras cosas, para conversar en la amistad.

Sin lugar a dudas, JA está SP.