Opinión

¿Mala educación o mal perder?

Rafael M. Martos | Viernes 22 de febrero de 2019

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Es inaudito el comportamiento del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Almería, negándose a recibir al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en su primera visita institucional. Hay que recordar, que la socialista Susana Díaz tardó más de año y medio en aceptar la reunión que le ofreció el alcalde de la capital, Ramón Fernández Pacheco, a pesar de que sí acudió a actos de partido por la provincia durante ese tiempo, y que han tenido que pasar 14 años para que un presidente de la Junta de Andalucía entre en el Palacio de Navarro Rodrigo, sede de la Diputación.

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Pero no hay que caer en extender el mal gesto de uno a todos, y por eso hay que poner en valor el comportamiento institucional del alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, quizá el único socialista que sí estuvo presente en la toma de posesión de los nuevos delegados del Gobierno andaluz, aunque éstos fueran del PP y de Ciudadanos.

Y también hay que poner en valor que el grupo socialista de la Diputación sí estuvo presente en este acto protocolario, no como Izquierda Unida, que no acudió ni a uno ni a otro, y a quienes cabe aplicarles las mismas consideraciones.

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Raya lo patético escuchar a la candidata socialista a la Alcaldía, Adriana Valverde, reclamando al alcalde que exija al presidente de la Junta de Andalucía soluciones para temas que en casi 40 años no ha resuelto el PSOE. Pero no solo no lo ha resuelto gobernando la Junta de Andalucía, es que tampoco cuando han tenido en sus manos la Diputación, la Moncloa, y el propio Ayuntamiento de la capital… hablar del PGOU siendo del PSOE es como para recomendarle un repaso a las hemerotecas, o hablar del hospital Materno-Infantil… que debería llevar una década acabado, o hablar de los planes de empleo que financia la administración autonómica… como lo hace en todos los ayuntamientos de Andalucía, de cualquier color político (y por cierto, con nuestro dinero, no con el del Partido Socialista)…

En todo caso, negar el saludo al presidente de Andalucía da vergüenza ajena. ¿Qué habrían tenido que hacer los alcaldes de Almería cuando vino Manuel Chaves hace 14 años a presentar un libro, o cuando hace diez lo hizo José Antonio Griñán… y no teníamos PGOU ni Materno…? ¡Pero si seguimos sin tener disponible el Ayuntamiento y la Plaza de la Constitución… desde que hace dos décadas, con el PSOE en todas las instituciones, empezaron a rehabilitarlo!

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Valverde ha mostrado a las claras la visión que tiene de las instituciones, una visión patrimonialista, una visión partidista, hasta el punto de que se pone reivindicativa para justificar que su grupo no vaya a este acto oficial, pero calla de modo pusilánime ante la invitación que hace el alcalde al ministro de Fomento José Luis Ábalos, para abordar temas claves para la ciudad. El ministro ni responde, pero ella, ahí, no tiene problemas en agachar las orejas y tragar.

Es curioso que siendo ella quien no acude al encuentro con el presidente de la Junta, y el alcalde sí se haya reunido con la expresidenta socialista, y siendo el alcalde quien ha invitado a Ábalos.... resulte que ella es quien acusa a Fernández Pacheco de no saber trabajar con las instituciones... Manolo el de los huevos no lo habría dicho mejor.

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Qué diferente el caso del alcalde, que el mismo día que fue elegido trasladó su invitación a Susana Díaz, siendo él del PP y ella del PSOE. Qué distinto comportamiento el de Gabriel Amat, quien siendo alcalde de Roquetas por el Partido Popular distinguió al socialista Manuel Chaves.

Sí, pero de nuevo, que distinta Valverde de Bonilla, que distinta de los socialistas de Diputación, porque estoy convencido que ni al alcalde Vícar ni a Juan Antonio Lorenzo les hace ninguna gracia que el PP gobierne la Junta de Andalucía, pero han entendido que las instituciones están por encima de los partidos, y también por encima de las personas.

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La única duda ante su comportamiento es si ha sido mala educación, o ha sido un mal perder. Y como las elecciones municipales son en mayo, pues que nos avance si como alcaldesa de todos los almerienses, ella renunciaría a pedirle cita al presidente de la Junta, y si Pablo Casado acaba siendo presidente del Gobierno de España, ella se negaría a recibir a un ministro de Fomento para hablar del AVE o de la antigua Estación del Ferrocarril, o que nos explique si no trataría con el presidente de la Autoridad Portuaria el proyecto Puerto-Ciudad por ser del Partido Popular.

Pues… igual van a ser las dos cosas, oiga.


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