Diego Cruz | Lunes 08 de julio de 2019
El 13 de abril de 2012, la ciudad de Almería inauguraba su particular Paseo de las Estrellas. Y lo hacía en un lugar emblemático, en pleno centro, junto al señorial Teatro Cervantes, y con un personaje especial, el actor gallego Eduardo Fajardo, un secundario de lujo enamorado de Almería, donde decidió pasar sus últimos años de vida. “Soy el hombre más feliz del mundo”, expresó entonces con generosidad a quien el cine se empeñaba en darle papeles de villano cuando en su interior albergaba un corazón que no le cabía en el pecho.
Su reciente muerte nos ha llenado de tristeza a todos los que tuvimos la oportunidad de conocerle o compartir con él interesantes ratos de charla, personal y profesional, como fue mi caso. Momentos que guardaré en un lugar privilegiado de mis recuerdos. La cultura almeriense y especialmente el séptimo arte deben mucho a este prolífico actor de cine, teatro, televisión y doblaje cuya trayectoria ha sido merecedora en nuestra ciudad y provincia de varios reconocimientos, entre otros la Medalla de la Cultura de la Provincia y el premio 'Almería Tierra de Cine', que otorga el Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL).
Eduardo siempre tuvo la idea de vivir en Almería cuando dejase su carrera, tenía muchas razones para asentarse en nuestra provincia y una de ellas era su clima y el conocimiento de la tierra gracias a los muchos rodajes en los que intervino. Y aquí residía desde hacía tres décadas y donde se entregó a su proyecto para personas con discapacidad 'Teatro sin barreras', iniciativa que, según aseguraba, “me enseñó cosas que no me había enseñado la vida y me hicieron otra clase de persona”.
Más allá de su porte de galán, de su talento interpretativo o de su inconfundible voz, siempre quedará entre nosotros su trato afable y cordial y su amor por Almería, tanto que su figura merece permanecer imborrable en la memoria colectiva de los almerienses porque nombres como el de Eduardo Fajardo nos encumbraron como escenario y plató de cine.
Ya no lo veremos más recorrer las calles de la ciudad en su silla de ruedas ni podrá atendernos con su habitual amabilidad, pero los rodajes seguirán y su estrella será siempre la primera que nos encontremos en la entrada de la calle Poeta Villaespesa, desde el Paseo de Almería. La que nos anuncie que estamos en una tierra de cine. DEP.
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