Centralismo político e informativo

La política provincial parece haber entrado en situación de letargo, que es algo muy propio de estas fechas, y la única actualidad que podría ser reseñable pasa por Vox, que no abre la boca en los plenos allá donde está presente, y que ha hecho del “dame pan y dime tonto” su máxima, aunque reconvertida en algo así como “ponme sueldo y dime facha”, ya que contra su ideario (!) no tienen mayor problema en que se aumente la cuantía de las dietas a los ediles no liberados si son suyos, ningún problema en que los equipos de gobierno crezcan en concejales si son nóminas para los suyos, y por supuesto, ningún inconveniente en que los asesores municipales se mantengan o aumenten si ello les beneficia... esos son sus principios... y sus finales.

En contraposición, los de Madrid nos tienen entretenidos. Por un lado habría que destacar el centralismo informativo, porque algunos sabemos más del Madrid Central que de las obras de nuestro barrio... lo curioso es que si ese mismo empacho nos lo hicieran con noticias municipales de Sevilla, habría un clamor en toda Andalucía, pero como es Madrid... pues eso, que nos tenemos que aprender el nombre de los concejales de su Ayuntamiento antes que los del nuestro, que sabemos más del portavoz de Más Madrid que de la portavoz de Podemos en Almería.

Por otro, es llamativo el desprecio con el que desde Madrid tratan los partidos al resto de territorios del Estado. En las negociaciones para gobernar el Ayuntamiento y la Comunidad madrileña se pone toda la carne en el asador, y hasta se puede usar a la Comunidad de Murcia como rehén, demostrando que a quienes se les llena la boca con la igualdad entre todos los ciudadanos y todos los territorios, pues mienten. No, para ellos está Madrid... y luego ya si eso...

El problema es que siendo objetivos, ese centralismo informativo responde a una realidad cuya culpa es de los propios partidos políticos. Son ellos quienes anteponen Madrid al resto de territorios, porque son ellos quienes otorgan a la Comunidad y a la ciudad una relevancia que no sería cuestionable si no fuera por las consecuencias que eso tiene para otros municipios y comunidades, e incluso para La Moncloa.



Nota: ¡Quiero pensar que nadie tomará este artículo como crítica a Madrid y sus habitantes!