Según la Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del trabajador autónomo, los autónomos son las personas físicas que realizan de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, den o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena, al margen de que dicha actividad por cuenta propia se lleve a cabo tiempo completo o a tiempo parcial.
Desde que se produjo el estallido de la crisis (recordemos que vino a ser en el año 2008), la figura del autónomo ha sido una salida profesional muy interesante, para un amplio sector de la población, que ha sabido ver en ella una forma de obtener ingresos, con los que hacer frente a los gastos. Así pues, en el año 2018, según el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, llegó a producirse un aumento interanual de más de 40.000 trabajadores por cuenta propia, lo que supuso una subida del 1,27% con respecto al año anterior, 2017.
Un aumento cuantitativo del número de autónomos, que no es de extrañar, si se considera el amplio abanico de bonificaciones concedidas por el Estado a los autónomos que causen alta inicial o que no hubieran estado en situación de alta en los dos años inmediatamente anteriores, como la reducción en la cotización por contingencias comunes durante los doce primeros meses inmediatamente siguientes a la fecha de efectos del alta, que consistirá en una cuota única mensual de sesenta euros, que comprenderá tanto las contingencias comunes como las contingencias profesionales, quedando estos trabajadores excepcionados de cotizar por cese de actividad y por formación profesional. Sin embargo, no es oro todo que reluce, y esta figura jurídica también tiene que hacer frente a una serie de obligaciones, que pueden requerir de ayudas financieras (al respecto, podemos leer en este artículo de financiacionparaempresas.net en el que hablan de préstamos para autónomos). Hagamos un breve repaso, para indicar en qué consisten, exactamente, estas obligaciones.
Para evitar estas situaciones, un buen servicio de ayuda financiera no viene mal, especialmente si se consideran las magníficas promociones que pueden conseguirse, como las que figuran en esta sección de renting BMW X2 de Autolease.
Especialmente importantes, en este sentido, son las obligaciones que han de contraerse con la Seguridad Social, siendo la afiliación a la misma, obligatoria para los trabajadores autónomos o por cuenta propia, sin perjuicio de las altas y bajas en los distintos regímenes que integran el sistema de Seguridad Social, así como de las demás variaciones que puedan producirse con posterioridad a la afiliación. Asimismo, los trabajadores por cuenta propia que ejerzan su actividad a tiempo parcial estarán incluidos, en los supuestos y conforme a las condiciones reglamentariamente establecidas, en el Régimen de la Seguridad Social de Trabajadores Autónomos.
La cotización es, por lo tanto obligatoria. Transcurrido el plazo reglamentario establecido para el pago de las cuotas a la Seguridad Social sin ingreso de las mismas y sin perjuicio de las especialidades previstas para los aplazamientos, se devengarán los siguientes recargos: