El abogado de la acusación particular en el caso Gabriel, Francisco Torres, ha reconocido que “tras miles de juicios, jamás he visto escenas de tanta maldad” como las protagonizadas por Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del menor, de quien ha dicho que es "rematadamente mala".
Torres, que representa a Patricia y Ángel, padres del niño de ocho años que fue muerto el 27 de febrero de 2018 en Las Hortichuelas de Níjar, ha detallado sus diferencias con el relato y la valoración del mismo que mantiene con la fiscalía. En concreto, asegura que existía un móvil económico y otro porque “Gabriel le estorbaba” a Ana Julia en su relación sentimental con Ángel. De hecho ha avanzado la existencia de conversaciones de la acusada con su hija mencionado la posibilidad de una herencia y la valoración de la vivienda "de la vieja" en referencia a la casa de la abuela de Gabriel, y que podría rondar el medio millón de euros.
El letrado, que no ha mirado a la acusada en ningún momento, ha insistido en que “no cabe tanta maldad” como la que ha visto derivada de los hechos, y para corroborarlo ha recordado que en la versión del accidente que sostiene la acusada, Para justificar la maldad de Anda Julia, ha recordado que ella misma reconoce que se quedó pintando una puerta y una lavadora después del crimen "¿Se imaginan pintar una puerta o una lavadora después de matar a alguien?"" se llegó a preguntar elevando el tono de voz, añadiendo que también se fumó varios cigarros antes de volver. Además, ha puesto en valor que Ana Julia se acostaba con el padre de Gabriel después de haber asesinado al niño, y mantenía una actitud muy protagonista ante los medios de comunicación y durante la búsqueda, lo que ha sido muy doloroso para ellos. "El daño a los familiares era totalmente innecesario y evitable. Si alguien mata imprudentemente a alguien llama a la Guardia Civil o al 061, no hace lo que hizo ella". "Se lo llevó a la finca porque allí daba igual lo que Gabriel gritara, no le iba a escuchar nadie aunque gritara por un megáfono" decía el letrado.
Torres ha formulado una comparativa para que el jurado comprendiera la naturaleza de los distintos delitos, apuntando que si hubiera sido un accidente como dice la acusada, lo normal hubiera sido socorrer al niño avisando a alguien, algo que ella no hizo a pesar de tener "posibilidad de salvarse cerca de una hora" desde que lo enterró. En ese mismo sentido ha abundado al afirmar que ella quería descuartizarlo, y que por eso lo desnudó, aunque admite que eso no podrá ser probado. Si consta que habría intentado cortarle un brazo para que cupiera en el lugar donde lo había escondido.
Este abogado ha insistido en que se trata de una asesinato, que ella mantuvo un comportamiento premeditado, y que los datos forense demostrarán que le presionó en el pecho probablemente poniendose sobre él, al tiempo que le tapa las vías respiratorias.
Esta parte pide la prisión permanente revisable para Ana Julia, que de ser condenada sería la primera mujer en esa situación. Además solicita diez años por los delitos de daños psíquicos y morales a los padres.