Opinión

Dos juicios en uno

José Manuel Bretones | Lunes 09 de septiembre de 2019





El juicio contra Ana Julia Quezada, acusada de la muerte del niño Gabriel Cruz, ha deparado en sí mismo una paralelismo peligroso: junto con la constitución del jurado y el inicio del proceso se ha producido el fiscalización, vanalización y sentencia de los hechos por parte de los tertulianos de televisión. Es paradójico que, mientras la procesada estaba sentada en el banquillo de los acusados lloriqueando y 150 periodistas cumplían con su trabajo de forma profesional, el suceso ya había sido desmenuzado por invitados en platós de televisión que ofrecieron opiniones personales sin consistencia verídica y mostraban testimonios de hechos que no presenciaron en lugares en los que jamás estuvieron. Así fue en febrero y marzo de 2018.

Esa dicotomía entre unos profesionales documentados y formados, cumpliendo su labor informativa, como hoy he comprobado en la sala de prensa, y una pléyade de artistas en las faenas de la intoxicación ante de una cámara es la que prevalecerá en los siguientes "casos mediáticos" que ocurran en España. Ya pasó con Alcásser y volvió a ocurrir con "El Pescaíto". Esta mañana, en el inicio de la vista, un tribunal de once personas escuchaba los testimonios de la acusada, pero al mismo tiempo había otros tribunales populares catódicos que ya dictaron sus sentencias. Es la información y la diversión; la comunicación veraz y el espectáculo; la noticia y el circo.

Lo triste es que la sociedad mete en el mismo saco a los "vocingleros" de la mañana y a los obreros de la palabra justa. Ayer, mientras se constituía el tribunal y los periodistas subían a Twitter fotos del ambiente en la puerta del palacio de Justicia, muchas respuestas confirmaban lo dicho: "canallesca" , "buitres", "carroña", "despreciables".

No. Esos allí no estaban; si existen se encontrarían en algunos platós de televisión ganando una pasta por un juicio que ni saben, ni quieren conocer dónde y cómo se celebra, inyectando a los padres una tremenda pesadilla. No me extraña que éstos hayan firmado un pacto ético y lo hayan propuesto a la sociedad. La fiscal, Elena Fernández, ya alertó esta mañana de la "contaminación" mediática que podrían sufrir las siete mujeres y dos hombres del jurado.

Hoy es el juicio de Gabriel pero mañana impondrán estos inquisidores de la verdad su "acertado" parecer en cualquier otro tema que, seguro, desconocerán lo mismo que el asunto de Quezada. Y, mientras, 150 periodistas informando verazmente durante horas por cuatro duros. Así está la cosa.

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