Opinión

El relato en la polémica de El Ejido y VioGen

Rafael M. Martos | Miércoles 25 de septiembre de 2019



Si en la capital hemos tenido un ejemplo de mala comunicación en relación a la muerte de una persona en un túnel durante la DANA, lo ocurrido en El Ejido con el abandono “pero no” del programa VioGen, lo ha superado con creces.

Una cosa es lo que sucede, el cómo sucede y el por qué, y otra es cómo comunicar todo eso de tal modo que si se trata de una situación de crisis, los daños sean minimizados. Dicho de otro modo, que quien da primero, da dos veces.

De esta forma, es inaudito que el Partido Popular de El Ejido no hubiera previsto cómo sería interpretada su baja en un programa al que está adscrito para controlar a mujeres en riesgo de malos tratos, y del que forman parte el Gobierno central y la Junta de Andalucía.

Siendo el municipio con más voto de Vox, y con casi la mitad de su gobierno ultras, parecía evidente que una medida como ésta no pasaría desapercibida, por lo que tenían que haber sabido gestionar la crisis antes de que se produjera. Y se iba a producir en cualquier caso, ya que si a Vox en El Ejido no le interesó poner sobre la mesa nada más que el reparto de cargos –no firmaron ni unas mínimas bases de gobierno- todo el mundo interpretaría esta decisión como una claudicación del PP, que tras cinco años en VioGen, ahora lo dejaba.

Por eso, lo que el PP tenía que haber hecho es convocar a los medios hace dos meses, y si es cierto que la decisión se toma ante la falta de agentes de Policía Local para cumplir con el convenio, se expone la situación, reclamando a la Subdelegación del Gobierno que controla la Policía Nacional y la Guardia Civil, su colaboración para no verse abocados a salir del programa, dejando además nítido, que en ningún caso las mujeres quedarían desprotegidas, aliviando así la intranquilidad. En su favor además podían alegar llevar cinco años en él, y por tanto haber demostrado su interés en VioGen.

El PP habría logrado trasladar la patata caliente a la Subdelegación, pero –y esto es lo más importante- haber marcado ellos el relato de por qué suceden las cosas, por qué toman la decisión.
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Con esto, el PP habría logrado trasladar la patata caliente a la Subdelegación, pero –y esto es lo más importante- haber marcado ellos el relato de por qué suceden las cosas, por qué toman la decisión, por qué se retira la policía de ese servicio en vez de hacerlo de otro, y si tanto tiempo ocupa esa tarea a los encargados, y cuál es el trasfondo del pulso con el principal sindicato de este Cuerpo desde hace ya una década al menos.

No, lo que han hecho es mandar una carta a la Subdelegación, que está en manos del PSOE, para comunicar que no seguirán en el programa, y de un modo absolutamente inocente, esa carta acaba apareciendo en el diario El País, armándose un lío monumental. A mes y medio de unas elecciones.

Si increíble resulta que el PP no cayera en la cuenta de que la comunicación a la Subdelegación iba a ser convertida en noticia, no lo es menos que tras haber sido llamado el alcalde, Francisco Góngora, por el medio en cuestión antes de publicar la información, no hubiesen sido más ágiles, convocando una rueda de prensa a las nueve de la mañana para minimizar el impacto, en vez de esperar a la una del mediodía, cuando ya estaba hasta en los informativos de las grandes televisiones.

Son, por tanto, dos cuestiones distintas. Una es la decisión en sí, con la que se puede estar de acuerdo o no, y la otra es la gestión de la crisis, que ha sido un desastre.


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