Las preferencias del consumidor de hoy en día han ido variando mucho. Entre ellas el uso de las tarjetas para hacer los pagos de las compras es de las cosas más frecuentes que se pueden realizar.
Por su parte el mundo de los medios de pago hacen todo lo que está a su alcance para ofrecer a los usuarios alternativas con las que puedan realizar sus pagos, sin que eso suponga un coste muy elevado.
Las tarjetas que devuelven dinero son una opción que sirve para hacer tus compras e ir acumulando puntos, obtener devoluciones de dinero o vales de descuento. No son pocas las que hay en el mercado respaldadas por diversas instituciones privadas y con modalidades diferentes.
En todo caso como comprador debes tener muy en cuenta que condiciones impone cada entidad para el uso de la tarjeta, al igual que sus características para así seleccionar la que mejor se adecue a tus hábitos de consumo.
Lo primero es no embarcarse con ninguna tarjeta que no estas interesado en usar, debido a que los descuentos que puedes conseguir con ella no se utilizan en artículos o productos de los que acostumbras a comprar, así que es importante que evalúes las ventajas y las desventajas de cada una.
Por ejemplo, hay entidades bancarias que ofrecen tarjetas prepago y gratuitas, ya que no generan gastos de mantenimiento, intereses de financiación ni comisiones y con ellas obtienes la devolución parcial de las compras o de forma total, si las financias con intereses.
Otros te ofrecen descuentos en cada compra que realices, te suman puntos por cada euro de la compra que dependerán en que tienda o marca realices esta, pudiendo ser más o menos puntos.
Como consumidor decides si vas acumulando los puntos para usarlos recuperando el dinero de una o varias compras posteriormente. La ventaja principal de esto es que estos puntos en la mayoría de los casos no vencen, dependiendo de la empresa puedes usarlos en cualquier tienda y las tarjetas son gratuitas.
Otra modalidad frecuente es la de tarjetas de crédito con límites preestablecidos para gastos, donde la entidad se compromete a devolverte un porcentaje del consumo por las compras realizadas, que por lo general disminuye después del primer año, siempre que escojas la modalidad de pago por cuotas.
Las tarjetas de crédito para comprar en grandes superficies es otra de las opciones, por medio de la cual obtienes un descuento preestablecido y no genera cuota de emisión y tampoco de mantenimiento. Por lo general el porcentaje de descuento es alto por un tiempo limitado.
Pero como el usuario es cualquier cosa menos conformista, estas modalidades de tarjetas de prepago y de crédito no son suficientes, por eso se suman al abanico de opciones las tarjetas prepago sin cuenta bancaria y todos los beneficios que estas suponen.
Esta modalidad representa sin lugar a dudas una forma de pago segura, económica, práctica y adaptable a cualquier necesidad, a lo que se suma que se trata de un instrumento gratis el cual te permite gastar de manera controlada sin cabida a los excesos.
Esta es una herramienta con el cual puedes realizar compras online, en tiendas físicas y hacer retiradas en los cajero automáticos siempre con un límite de dinero que va a depender de la recarga previa que hayas realizado.
Estas tarjetas pueden ser virtuales o físicas, dependerá de la modalidad que utilice la entidad que facilita la tarjeta.
Estas también resultan muy prácticas en casos donde te exijan una tarjeta como garantía para un alquiler o reserva de un bien o servicio o para hacer los pagos de ciertos y determinados gastos.
Las tarjetas prepago sin cuenta bancaria son muy fáciles de conseguir en las entidades financieras o bancarias que ofrezcan el servicio, sin ningún tipo de verificación o garantías, siempre y cuando seas mayor de edad.
Respecto al precio, este va a depender de la entidad que emite la tarjeta y de los servicios que desees contratar, entre ellos puede que tengas que asumir algunos, como el mantenimiento de la tarjeta o la emisión de la misma, aunque normalmente suelen ser gratuitas.
Por supuesto que tienen algunas limitaciones a las que debes prestar atención antes de decidirte por una u otra, por ejemplo los límites mínimos o máximos de recargas y de retirada de dinero por cajero automático.