Es fascinante todo lo que nos puede decir de un partido político su cartelería electoral. Mucho más que su programa, porque con ellos pretenden transmitir una idea de sí mismos.
Es curioso lo que le hacen a Pedro Sánchez, que no podemos negar que es un tío guapetón, pues bien, en las pasadas elecciones la foto se la ponen en blanco y negro, y en estas es en color, pero le superponen el eslogan.
Pablo Casado ha pasado de un cartel limpio en la anterior convocatoria, con fondo blanco, a otro borroso, amarronado, con su rostro sin perfilar y difuminado sobre lo que podría ser una bandera española. En unos meses han pasado de ser un joven, a debatirse entre lo que se prometía ser, un Aznar, y lo que parece ser, un Rajoy.
Y se entiende, en las anteriores competía en juventud con Albert Rivera por el liderazgo de la oposición, y ahora se reclama alternativa al presidente del Gobierno, y por tanto debe mostrarse como una persona madura, que a falta de Moncloa, se deja barba.
Si PP y PSOE coinciden en mostrar a sus líderes en solitario, Ciudadanos y Unidas Podemos colocan a los suyos con gente detrás, y ambos, en actitud de avance, lo que contrasta con lo que dicen las encuestas sobre ellos. Quizá por eso.
En cuanto al de Vox, es llamativo el fondo, que no es ni el verde corporativo ni el verde esperanza, es el verde camuflaje militar, y sobre él, el rostro de perfil de quien dice ir de frente, en fin contradicciones de quien parece preparándose para que figurar en la cara de una moneda… como el Generalísimo.