En la televisión, desde los informativos a los programas de entretenimiento, vemos personas que hacen deporte en casa para mantenerse en forma, otras que dan lecciones de cocina, o incluso atención psicológica, incluso hay virtuosas del violín que tocan en las terrazas ante la admiración de sus vecinos, que hasta pueden animarse a cantar la pieza con singular maestría… pero ese es el mundo que hay detrás de la pantalla, porque ya les digo que a este lado, la cosa es más prosaica.
Una prueba de ello es el ritmo que llevamos, porque a los dos días de imponerse el Real Decreto de Estado de Alarma por el que no podemos pisar la calle, ya nos citamos para aplaudir en los balcones o las ventanas al personal sanitario, y al día siguiente, pues también… luego que si a ellos y a todos los demás, agricultores, pescadores, transportistas, personal de supermercados, de farmacias… en fin, todos los que están ahí al pie del cañón… y ya el miércoles empezamos con las caceroladas. La primera protesta sonora se la ha llevado el Jefe del Estado, Felipe VI, que dio un discurso –a los monarcas solo les va el rollo plasma-, y el jueves se estaba organizando otra contra el Gobierno que preside Pedro Sánchez y copreside Pablo Iglesias, y estoy convencido de que a no tardar mucho se montará otra contra la oposición, y así, no es de extrañar que para la semana que viene tengamos un aplauso a Felipe VI, otro al Gobierno, y otro a la oposición, además del reiterado a quienes realmente están dando la talla en esta crisis, que no son otros que… sí, esos que todos sabemos…
Pero ya puestos, propongo que nos demos un autoaplauso por cumplidores en una quedada para hacer botellón, cada cual en su casita, ventana con ventana, balcón con balcón, terraza con terraza, y nos ponemos unas cañitas, unos cubatas, unos vinitos… total… no vamos a coger el coche.