La compañía indemnizó a los afectados y denunció a su entonces empleado
Quien fuera Director de la Oficina de Mapfre de la Pilarica en Almería, ha sido condenado a cinco años de prisión y a indemnizaciones que suman casi 1,8 millones de euros, como como autor responsable de un delito continuado de apropiación indebida y un delito de continuado de falsedad en documento mercantil.
La sentencia del TSJA a la que ha tenido acceso Noticias de Almería, confirma otra anterior, que había sido recurrida por el condenado alegando que la denuncia no había sido puesta por los estafados, sino por la propia entidad y la Fiscalía, por lo que ha sido rechazado. Se da la circunstancia de que al destaparse la estafa que tenía montada, Mapfre respondió ante los clientes económicamente, y posteriormente inició acciones legales contra su exempleado.
Según detalla la sentencia “En ejecución de un plan preconcebido y aprovechándose de la confianza depositada en él, el acusado percibió dinero de numerosos clientes para pago de las primas de contratos de seguros y para la suscripción de determinados productos de inversión, -en especial participaciones en Fondos de Inversión gestionados por MAPFRE INVERSIÓN-, sin ingresar a favor de MAPFRE los importes recibidos ni suscribir en favor de los clientes los productos de inversión, haciendo suyos los importes. En ocasiones ordenó, sin conocimiento ni autorización de sus titulares, el reembolso de participaciones en fondos de inversión en una cuenta bancaria que no era de los clientes, quedándose con las mismas. También elaboró documentos que no se ajustaban a la realidad para conseguir sus fines y obtener un lucro ilegitimo.”
En el relato de los hechos probados, se detalla que hacía firmar a los clientes documentos con el sello de la entidad, pero cuyo contenido era falso, hasta el punto de que en alguna ocasión podían tener poco más de 5.000 euros pero él les informaba que poseían más de 300.000, y de ese manera les convencía de seguir invirtiendo.
El condenado incluso se inventaba productos financieros inexistentes, de tal modo que los clientes le hacían entrega de dinero que él se quedaba, sistema por el que a un solo inversor le estafó más de 300.000 euros en distintos plazos. Del mismo modo, para convencerles de que todo iba bien, les mostraba extractos falsos de sus posiciones.
Así, después de captar una inversión y con el fin de que la clienta aumentara el capital, le hacía pequeños ingresos que supuestamente correspondían a intereses de su dinero, lo cual era totalmente falso, porque ni tan siquiera existía contrato legal por medio.