Opinión

Memoria Histórica de El Corte Inglés en Almería

Rafael M. Martos | Miércoles 16 de septiembre de 2020

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Si ya teníamos Ley de Memoria Histórica y Democrática aprobada por la Junta de Andalucía en 2017, y también Ley de Memoria Histórica aprobada por las Cortes Generales en 2007, resulta bastante obvio pensar que impulsar ahora desde el Gobierno central una nueva Ley de Memoria Democrática solo puede tener como fin seguir removiendo el tema, seguir aventando polvareda porque estos muertos parecen ser mucho más rentables electoralmente que los del COVID19.

Permítanme la licencia de hilar este asunto con la reciente -pero no menos viejuna- polémica sobre la instalación de El Corte Inglés en la capital almeriense, que como lo anterior, está lleno de matices, que no deja de ser como un Guadiana que se asoma de vez en cuando a tomar el fresco, y que cada cual cuenta según le va en ello, aunque hay hechos inmutables, por más que haya quien no quiera verlos.

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Es loable que, tras cuatro décadas de dictadura franquista, sea reconocida la memoria de aquellos que lucharon por defender el régimen republicano, la libertad y la democracia, frente a un golpe de estado militar fascistoide y sus consecuente represión posterior de la disidencia, y por cierto, que no repuso la monarquía desbancada en 1931, sino que dispuso una nueva dinastía con tantas ínfulas que tuvo pretensiones de emparentar con sangre azul para perpetuarse con esa supuesta legitimidad. Pero convertir este asunto en un revival cada cierto tiempo, cada vez que nos meten en una crisis económica y social, o cada vez que llegan unas elecciones y hay que tensar al electorado, es además de muchas cosas, cansino.

Quienes tengan memoria, recordarán que con El Corte Inglés, ha venido pasando lo mismo, que fueron ríos de tinta durante años y años, portadas que anunciaban su ubicación concreta y que en realidad respondían a intereses de promotores inmobiliarios, y junto a ello, la vertiente política, en la que no podemos olvidar el papel de cada partido político desde la institución en la que estaba.

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La resolución del convenio entre los Hermanos de Lasalle, que han demostrado ser más que una orden religiosa, unos magníficos gestores empresariales, El Corte Inglés y el Ayuntamiento de Almería, se produce a beneficio del primer firmante, que así recuperará el dinero que depositó como aval en el Consistorio –aunque tenga que pelear judicialmente por los intereses devengados-, en un momento crítico. A El Corte Inglés, todo esto es evidente que la daba igual, porque mantener la situación tal cual estaba no le suponía ningún coste, ya que el convenio ni tan siquiera le obligaba absolutamente a nada, y ahora no es que estuviera cansado de las trabas para abrir en la capital, es que tiene previsto cerrar 25 centros.

Aquí, quien pringa es el Ayuntamiento, al que se impele a devolver unos dineros que tenía en su caja ya algunos lustros.

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Pero la memoria es selectiva por naturaleza, y reaccionaria, es decir, que reacciona ante la memoria de los demás. Cuando la izquierda en general, los nacionalistas periféricos, y los demócratas de cualquier ideología, reivindica ahora a quienes fueron asesinados y sepultados en cunetas sin nombre, por no ser fascistas o católicos, ninguneados y expulsados de la historia durante 40 años, pues ahora se siente ofendidos porque estas nuevas leyes son sectarias dicen, porque se focalizan hacia éstos, y no hacia quienes ya gozaron de reconocimiento público, con homenajes, plazas, calles, edificios y medallas pensionadas.

De este modo, al PSOE de Almería se le olvida que desde el Gobierno andaluz se pusieron todas las trabajas posibles e imposibles para que El Corte Inglés no abriera en la capital, hasta el punto de reconocerlo explícitamente cuando en una negociación privada pero ya de dominio público, propusieron a Juan Megino, presidente de GIAL y que tenía en sus manos dar la alcaldía al PP o a los socialistas, que si se la daba a ellos, “desbloquearían” este asunto entre otros. Ergo si lo podían desbloquear, era porque lo tenían intencionadamente bloqueado.

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La memoria histórica del PSOE no llega a este punto, lo que no le impide echar porquería en el debate plenario, cuando el concejal Eusebio Villanueva –por cierto, es llamativo que no hablara la portavoz Adriana Valverde, siendo de tanta enjundia- insistió varias veces en que había habido “comisionistas” y “prebendas”, todo sin aportar datos, ni tan siquiera pistas… calumnia que algo quedará en la memoria.

Perdonen estas digresiones de un tema a otro, pero es lo que tiene la memoria. Para el PSOE echar la vista atrás en lo de El Corte Inglés es encontrarse con una de sus peores caras, no solo la del chantaje, también la de como pusieron alfombra roja para que se ubicara en El Ejido y humillar al PP de la capital. Y con lo de la Memoria Democrática puede pasar igual, que quizá, en algún momento, no les guste lo que se recuerda.

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