Cuando se habla del cannabis o sus productos derivados y las alteraciones que puede llegar a causar en la memoria, la tendencia general es a pensar que siempre tienen consecuencias negativas sobre ella. Pero esto no es del todo cierto. Ya que el principio activo de la marihuana que causa estas repercusiones negativas es únicamente el tetra hidro cannabinol. Y hay más de 110 cannabinoides en su composición, además de este.
De hecho, y en contra de la creencia popular, otros componentes de la “maría”, como el CBD podrían incidir de manera positiva sobre la memoria en determinados casos, según un estudio realizado por el Instituto de Psiquiatría de Londres.
Antes de empezar a hablar del cannabidiol y la memoria humana es necesario recalcar algo en lo que coinciden todos los expertos que se dedican a la investigación: investigar sobre ella no es una tarea fácil. En contra de la concepción de ella como ente uniforme que se tiene desde fuera, esta consta de una serie de procesos muy diferentes entre si.
Por ejemplo, la facultad de recordar y ejecutar tareas básicas del día a día que se llevan a cabo de manera automática. O la de no olvidar hechos concretos o episodios vividos y ser capaz de acordarse de la forma de ejecutar tareas y procedimientos complejos.
El CBD es un potente regulador de la actividad cerebral. Actúa sobre los receptores de serotonina y los mantiene en niveles óptimos.
Entre otras cosas, la serotonina regula la memoria. Por lo que consumir cannabidiol puede ser una manera de mantenerla en buenas condiciones. Algunos investigadores sugieren que combinándolo con un estilo de vida saludable podría evitarse el deterioro natural de la misma que se va produciendo con el paso del tiempo. O mejorar ligeramente la de aquellas personas que tienen tendencia olvidarse de las cosas.
Durante el avance de la enfermedad se producen diversas inflamaciones en el cerebro. Estas hacen que se liberen moléculas de oxígeno en cantidades mucho más altas de lo habitual, que activan secuencias de oxidación. El paciente va olvidando sus recuerdos por los daños ocasionados con estos dos fenómenos.
Por su parte, el cannabidiol gestiona el comportamiento de las células que dan lugar a la inflamación (quimioquina y citoquina), contribuyendo a minimizar este tipo de reacciones. Además, su composición molecular hace que tenga cualidades antioxidantes.
Los ensayos que se están haciendo van encaminados a retrasar las consecuencias de la enfermedad apoyándose en estas características antiinflamatorias y antioxidantes. Aunque las investigaciones están todavía en fases muy tempranas y no se tienen datos concluyentes sobre los resultados.
Otras líneas de investigación van encaminadas a esclarecer si este elemento podría ser de ayuda para personas que han sufrido amnesia total o parcial debido a algún tipo de traumatismo encefálico. De nuevo, estas se apoyan en la inflamación como causa de los males y en sus facultades antiinflamatorias como posible solución a los mismos.
Obtener conclusiones fiables en este ámbito abriría la puerta a tratamientos para mejorar el bienestar de los deportistas que sufren golpes en la cabeza de manera frecuente como los jugadores de fútbol americano o los luchadores profesionales. También otros para ayudar a las víctimas de accidentes a que se recuperen de manera más rápida.
De lo que si hay evidencias firmes es de que contribuye a acortar la intervención del tetra-hidro-cannabinol. Este cannabinoide es el responsable de las reacciones psicoactivas de la "hierba" y ocasiona perturbaciones en las funciones cognitivas de los consumidores habituales, especialmente de los que llevan haciéndolo durante muchos años.
Gracias a su uso, esas secuelas se reducen. Por lo que, elegir cepas que tengan un contenido alto de cannabidiol contribuirá a atenuar este deterioro y a la recuperación de los usuarios. Otro modo de conseguirlo podría ser utilizando algún producto a base de CBD, como un aceite o unos comprimidos, a suerte de suplemento.