Opinión

Puerta al papá, la mamá y las niñas

Jose Fernández | Jueves 24 de septiembre de 2020


Uno de los recursos estilísticos más aseados del analista político o del columnista habitual es hablar de la “agenda oculta” para ubicar de modo elegante y con cierto toque de novela de espías las especulaciones sobre políticos, partidos u organismos. “Eso está dentro de la agenda oculta de fulano”, decías, y quedabas como un tipo más informado que el corrector de pruebas de John Le Carré. Pero con este gobierno de aventureros y descarados que padecemos en España, el ocultismo en la intención ha pasado a un plano muy secundario, porque hay que reconocerles que no tienen pudor, empacho o apuro de mostrar no ya un plumero, sino un convoy de carrozas del orgullo más efusivo. Veamos.
Quizás ustedes no hayan caído en la cuenta, pero en apenas 24 horas el gobierno de Su Sanchidad ha perpetrado una secuencia de actos que no dejan lugar a dudas, interpretaciones o especulaciones. Estos tíos van a por el pan, y ya no puede estar más claro. De entrada, han tenido el supremo rostro de apartar al Rey del acto de entrega de despachos a los nuevos jueces, que va a tener lugar en Barcelona, como siempre. Este año, y cediendo una vez más a las exigencias de los votos independentistas que les hacen falta para aprobar el Presupuesto, el gabinete del Dr. Fraude ha excluido a Felipe VI de un acto del que hasta ya estaban impresas las invitaciones con el sello del monarca en cuyo nombre -dice la Constitución- imparten la Justicia los jueces en España. Extraordinario aviso el que se está mandando a los nuevos magistrados, dentro de esa estrategia entomóloga que consiste en ir garrapatizando paso a paso a la Justicia, para que luego resulte casi imposible echarlos del poder. Fíjense en Venezuela y disfruten de lo no votado.
Pero eso no es todo. Esta medida, que representa claramente los niveles de abyección constitucional hasta donde está dispuesta a llegar la banda de aplaudidores del trolero Sánchez, fue calificada como muy acertada y correcta por la vicepresidenta, Carmen Calvo, que venía -y esa es otra- de negociar el apoyo presupuestario de los herederos directos de los asesinos de ETA, cuyos votos también hacen falta. Postrados ante los independentistas catalanes y también ante los vascos. Y la de Cabra balando su satisfacción. “Esa decisión está muy bien tomada por quien corresponde”, decía. ¿Y a quién corresponde sino a ustedes y ustedas, doña Carmen? En fin.
Y no termina ahí la cosa. El mismo día, el que parece ser Ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, el que va a la playa con el condenado ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, anunciaba para sorpresa de todos -menos para Podemos, que también estaba en el ajo- el anuncio de que ya están listos para tramitar los indultos para los condenados por el intento de golpe de Estado en Cataluña en 2017. Sumen a eso la próxima dieta de adelgazamiento a la que van a someter al Código Penal para rebajar las penas por rebelión y sedición y verán que estos cafres están poniendo ofertas de 2x1 para los intentos de romper España, porque va a salir a cuenta pasar un tiempito en prisión y salir luego convertido en un héroe popular y de cabeza a la presidencia de alguna republiqueta de opereta.
Y esa es la clave de bóveda del asunto. La Banda de Sánchez ya es que ni se oculta en perífrasis ni subordinadas. Van a lo que van, y punto. Y a lo que van es un escenario que cada vez que ha sido puesto en marcha ha acabado en tragedia nacional. Lo diremos con toda la claridad posible por si aún no se han dado cuenta. Esta gente tiene en su hoja de ruta la cancelación de la Constitución de 1978, la supresión de la monarquía constitucional, la fragmentación de España en republiquitas que derivarían otra vez en sainetes cantonalistas (no olviden que ya en tiempos de la I República Cartagena acabó declarando la guerra y bombardeando a Almería) y como apoteosis, el momento culminante de todo este delirio progre: billete de ida para Felipe, para Letizia y para las niñas. Por Barajas o por Cartagena, que eso les da igual. El caso es que si siguen en su enloquecida espiral, si nadie pone pies en pared o la sociedad no se articula en torno a la constitución y la democracia para impedir que todos seamos desalojados de nuestra libertad, estos tíos al final lo consiguen. No digan luego que nadie podía saberlo.

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